Test Drive | Page 116

estarían buscándoos. -¿Y te has atrevido a meterte solo aquí dentro? -preguntó Yáñez. -De las fieras no tengo miedo. -Pues por poco no te ha hecho pedazos el orangutang. -Aún no me había cogido, señor Yáñez, y, como habéis visto, le he metido una bala en su cabezota. -¿Y han llegado todos los praos? -Cuando salí para venir a vuestro encuentro, no había llegado ningún otro barco más que el mío. -¿Ningún otro? -exclamó Sandokán con ansiedad. -No, capitán. -¿Cuándo dejaste la desembocadura del río? -Ayer por la mañana. -¿Les habrá ocurrido a los otros barcos alguna desgracia? -se preguntó Yáñez, mirando a Sandokán con angustia. -Quizá la tempestad los haya transportado muy al norte -respondió el Tigre. -Puede haber sucedido eso, capitán -dijo Paranoa-. El viento del s