Test Drive | Page 6

––Lo hemos intentado en vano. ––Vuestra majestad tendrá que pagar. Hay que comprarla. ––No quiere venderla. ––Entonces, robarla. ––Se ha intentado cinco veces. En dos ocasiones, ladrones pagados por mí registraron su casa. Una vez extraviamos su equipaje durante un viaje. Dos veces ha sido asaltada. Nunca hemos obtenido resultados. ––¿No se ha encontrado ni rastro de la foto? ––Absolutamente ninguno. Holmes se echó a reír. ––Sí que es un bonito problema ––dijo. ––Pero para mí es muy serio ––replicó el rey en tono de reproche. ––Mucho, es verdad. ¿Y qué se propone ella hacer con la fotografia? ––Arruinar mi vida. ––Pero ¿cómo? ––Estoy a punto de casarme. ––Eso he oído. ––Con Clotilde Lothman von Saxe-Meningen, segunda hija del rey de Escandinavia. Quizá conozca usted los estrictos principios de su familia. Ella misma es el colmo de la delicadeza. Cualquier sombra de duda sobre mi conducta pondría fin al compromiso. ––¿Y qué dice Irene Adler? ––Amenaza con enviarles la fotografía. Y lo hará. Sé que lo hará. Usted no la conoce, pero tiene un carácter de acero. Posee el rostro de la más bella de las mujeres yla mentalidad del más decidido de los hombres. No hay nada que no esté dispuesta a hacer con tal de evitar que yo me case con otra mujer... nada. ––¿Estáis seguro de que no la ha enviado aún? ––Estoy seguro. ––¿Por qué? ––Porque ha dicho que la enviará el día en que se haga público el compromiso. Lo cual será el lunes próximo. ––Oh, entonces aún nos quedan tres días ––dijo Holmes, bostezando––. Es una gran suerte, ya que de momento tengo que ocuparme de uno o dos asuntos de importancia. Por supuesto, vuestra majestad se quedará en Londres por ahora... ––Desde luego. Me encontrará usted en el Langham, bajo el nombre de conde von Kramm. ––Entonces os mandaré unas líneas para poneros al corriente de nuestros progresos. ––Hágalo, por favor. Aguardaré con impaciencia. ––¿Y en cuanto al dinero? ––Tiene usted carta blanca. ––¿Absolutamente? ––Le digo que daría una de las provincias de mi reino por recuperar esa fotografía. ––¿Y para los gastos del momento? El rey sacó de debajo de su capa una pesada bolsa de piel de gamuza y la depositó sobre la mesa. ––Aquí hay trescientas libras en oro y setecientas en billetes de banco ––dijo. Holmes escribió un recibo en una hoja de su cuaderno de notas y se lo entregó. ––¿Y la dirección de mademoiselle? ––preguntó. ––Residencia Briony, Serpentine Avenue, St. John's Wood. Holmes tomó nota. ––Una pregunta más ––añadió––. ¿La fotografia era de formato corriente? ––Sí lo era. ––Entonces, buenas noches, majestad, espero que pronto podamos darle buenas noticias. Y buenas noches, Watson ––añadió cuando se oyeron las ruedas del carricoche real rodando calle abajo––. Si tiene usted la amabilidad de pasarse por aquí mañana a las tres de la tarde, me encantará charlar con usted de este asuntillo.