Test Drive | Page 144

hemos tocado fondo. Esta nota que he recibido esta mañana marca, a mi entender, mi punto cero. Léala ––me tiró una carta arrugada. Estaba fechada en Montague Place la noche anterior y decía: «Querido señor Holmes: Tengo mucho interés en consultarle acerca de si debería o no aceptar un empleo de institutriz que se me ha ofrecido. Si no tiene inconveniente, pasaré a visitarle mañana a las diez y media. Suya afectísima, Violet HUNTER.» ––¿Conoce usted a esta joven? ––pregunté. ––De nada. ––Pues ya son las diez y media. ––Sí, y sin duda es ella la que acaba de llamar a la puerta. ––Quizá resulte ser más interesante de lo que usted cree. Acuérdese del asunto del carbunclo azul, que al principio parecía una fruslería y se acabó convirtiendo en una investigación seria. Puede que ocurra lo mismo en este caso. ––¡Ojalá sea así! Pero pronto saldremos de dudas, porque, o mucho me equivoco, o aquí la tenemos. Mientras él hablaba se abrió la puerta y una j oven entró en la habitación. Iba vestida de un modo sencillo, pero con buen gusto; tenía un rostro expresivo e inteligente, pecoso como un huevo de chorlito, y actuaba con los modales desenvueltos de una mujer que ha tenido que abrirse camino en la vida. ––Estoy segura de que me perdonará que le moleste ––dijo mientras mi compañero se levantaba para saludarla––. Pero me ha ocurrido una cosa muy extraña y, como no tengo padres ni familiares a los que pedir consejo, pensé que tal vez usted tuviera la amabilidad de indicarme qué debo hacer. ––Siéntese, por favor, señorita Hunter. Tendré mucho gusto en hacer lo que pueda para servirla. Me di cuenta de que a Holmes le habían impresionado favorablemente los modales y la manera de hablar de su nuevo cliente. La contempló del modo inquisitivo que era habitual en él y luego se sentó a escuchar su caso con los párpados caídos y las puntas de los dedos juntas. ––He trabajado cinco años como institutriz ––dijo–– en la familia del coronel Spence Munro, pero hace dos meses el coronel fue destinado a Halifax, Nueva Escocia, y se llevó a sus hijos a América, de modo que me encontré sin empleo. Puse anuncios y respondí a otros anuncios, pero sin éxito. Por fin empezó a acabárseme el poco dinero que tenía ahorrado y me FWf