»Ya he dicho que, aunque el suelo y el techo eran de hierro, las paredes eran de madera.
Al echar una última y urgente mirada a mi alrededor, descubrí una fina línea de luz
amarillenta entre dos de las tablas, que se iba ensanchando cada vez más al retirarse hacia
atrás un pequeño panel. Durante un instante, casi no pude creer que allí se abría una
puerta por la que podría escapar de la muerte. Pero al instante siguiente me lancé a través
de ella y caí, casi desmayado, al otro lado. El panel se había vuelto a cerrar detrás de mí,
pero el crujillo de la lámpara y, unos instantes después, el choque de las dos planchas de
metal, me hicieron comprender por qué poco había escapado.
»Un frenético tirón de la muñeca me hizo volver en mí, y me encontré caído en el suelo
de pi VG&FRV