convencional y bien establecida y la escala que, visto con perspectiva, la sociedad podría haber adoptado. La constante de Boltzmann
no habría sido necesaria si ß hubiera sido adoptada como medida de la temperatura.
Terminaremos esta sección con un detalle positivo. Hemos establecido que la temperatura, y concretamente ß, es un parámetro
que da cuenta de la distribución en el equilibrio de las moléculas de un sistema entre los estados disponibles de energía. Uno de los
sistemas más fáciles de imaginar en este contexto es un gas perfecto (o «ideal»), en el que imaginamos las moléculas como integrantes
de un enjambre caótico, algunas de ellas moviéndose rápidamente, otras despacio, viajando en línea recta hasta chocar entre sí,
rebotando en direcciones diferentes y a velocidades distintas, y golpeando contra las paredes en una tormenta de impactos, dando lugar
así a lo que interpretamos como presión. Un gas es un conjunto caótico de moléculas (de hecho, las palabras «gas» y «caos» provienen
de la misma raíz), caótico en la distribución espacial y en la distribución de velocidades moleculares. Cada velocidad se corresponde
con una energía cinética dada, y se puede utilizar la distribución de Boltzmann para expresar la distribución de velocidades, a través de
la distribución de moléculas entre los estados posibles de energía de traslación; y relacionar esa distribución de velocidades con la
temperatura. La expresión resultante se denomina distribución de velocidades de Maxwell-Boltzmann, ya que fue James Clerk
Maxwell (1831-1879) el primero que la dedujo, de una forma ligeramente diferente. Cuando se lleva a cabo el cálculo, se encuentra
que la velocidad media de las moléculas crece con el cuadrado de la temperatura absoluta. Así, en un día templado (25°C, 298 K) la
velocidad media de las moléculas del aire es un 4% mayor que su velocidad media en un día frío (0°C, 273 K). Podemos pensar
entonces en la temperatura como en una medida de la velocidad media de las moléculas de un gas, correspondiendo las temperaturas
altas a velocidades medias altas y las bajas a velocidades medias bajas (figura 5).