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4. La distribución de Boltzmann es una función de la energía que decae exponencialmente. Cuando se incrementa la temperatura, las poblaciones emigran desde niveles más bajos de energía hacia niveles más altos. En el cero absoluto, solo estaría ocupado el estado de energía más baja; a temperatura infinita, todos los estados estarían ocupados. En segundo lugar, ß es un parámetro más natural para expresar la temperatura que la propia T. Según veremos más tarde, el cero absoluto de temperatura (T = 0) no puede alcanzarse en un número finito de pasos, lo que puede resultar confuso; es menos sorprendente que un valor infinito de ß (el que tiene ß cuando T = 0) no sea alcanzable en un número finito de pasos. Sin embargo, aunque ß sea la manera más natural de expresar temperaturas, tal terminología es incómoda en su uso diario. No resulta fácil decir que el agua, que se congela a 0°C (273 K), lo hace cuando ß = 2,65 x 1020 J-1, o que el punto de ebullición, a 100°C (373 K), se alcanza cuando ß = 2,47 x 1020 J-1. Como tampoco lo son los valores que caracterizan un día frío (10°C, esto es, ß = 2,56 x 1020J-1) u otro más cálido (20°C, es decir, ß = 2,47 x 1020J-1). En tercer lugar, la existencia y el valor de la constante fundamental k es mera consecuencia de que insistamos en utilizar una escala convencional de temperaturas en vez de la más fundamental basada en las escalas Fahrenheit, Celsius y Kelvin no van bien encaminadas: el inverso de la temperatura, esencialmente ß, es una medida de la temperatura con mayor significado, más natural. No debe esperarse, sin embargo, que sea aceptada como tal, por motivos históricos y por el poder que en nuestra cultura tienen los números simples, como 0 y 100, e incluso 32 y 212, mucho más apropiados, además, para el día a día. Aunque la constante de Boltzmann k suele incluirse en la lista de constantes fundamentales, esto no es más que una co