2. Una ilustración de la ley cero mediante tres sistemas que pueden ponerse en contacto térmico (arriba a la izquierda). Si A está en equilibrio térmico con B (arriba a la
derecha) y B está en equilibrio térmico con C (abajo a la izquierda), podemos asegurar que C estará en equilibrio térmico con A cuando los pongamos en contacto (abajo a
la derecha).
No podemos afirmar aún que sabemos lo que es la temperatura, lo que estamos haciendo es darnos cuenta de que la ley cero
implica la existencia de un criterio para el equilibrio térmico: si la temperatura de dos sistemas es la misma, entonces estará en
equilibrio térmico cuando los pongamos en contacto a través de paredes conductoras; y un observador de los mismos experimentará la
emoción de descubrir que no se produce ningún cambio.
A continuación, podemos presentar dos contribuciones más en el vocabulario de la termodinámica. Las paredes rígidas que
permiten cambios de estado cuando se ponen en contacto sistemas cerrados —esto es, en el lenguaje del capítulo 2, aquéllas que
permiten transferencia de calor a través de ellas— se denominan diatérmicas (de «a través de» y «calor», en griego). Normalmente, las
paredes diatérmicas se hacen de metal, pero bastaría cualquier material conductor; las cacerolas son recipientes diatérmicos. Si no se
produce ningún cambio, o bien las temperaturas son iguales o bien —si sabemos que son diferentes— las paredes se denominan
adiabáticas («que no pueden ser atravesadas»). Podemos predecir que las paredes serán adiabáticas si están aisladas térmicamente, como
las de un termo o las de un sistema recubierto por espuma de poliestireno.