Test Drive | Page 311

Descendió inmediatamente por la escotilla. ¿Habría visto al barco que modificaba su marcha y parecía dirigirse hacia nosotros? No podría yo asegurarlo. Volví al salón. Se cerró la escotilla y oí el zumbido del agua al penetrar en los depósitos. El Nautílus comenzó a descen-der verticalmente, pues su hélice no le comunicaba ningún movimiento. Se detuvo unos minutos más tarde, a una pro-fundidad de ochocientos treinta y tres metros, en el fondo. Se apagó entonces el techo luminoso del salón, y al descorrer los paneles que tapaban los cristales vi el agua vivamente ilu-minada por el fanal en un radio de una media milla. A babor no se veía más que la inmensidad del agua tranquila. A estri-bor, al fondo, apareció una pronunciada extumescencia que atrajo mi atención. Se hubiese dicho unas ruinas sepultadas bajo un conglomerado de conchas blancuzcas como un manto de nieve. Al examinar más detenidamente aquella masa creí reconocer las formas espesas de un navío sin más-tiles, que debía haberse hundido por la proa. Su hundimien-to debía datar de hacía muchísimos años, como lo atesti-guaba su incrustación en las materias calizas del fondo oceánico. ¿Qué barco podía ser ése? ¿Por qué había ido el Nautílus a visitar su tumba? ¿No era, pues, un naufragio lo que le había llevado bajo el agua? No sabía yo qué pensar, cuando, cerca de mí, oí al capitán Nemo decir lentamente: En otro tiempo ese navío se llamó el Marsellés. Tenía se-tenta y cuatro cañones y lo botaron en 1762. En 1778, el 13 de agosto, bajo el mando de La Poype Vertrieux, se batió audaz-mente contra el Preston. El 4 de julio de 1779, participó con la escuadra del almirante D'Estaing en la conquista de la Grana-da. En 1781, el 5 de septiembre, tomó parte en el combate del conde de Grasse, en la bahía de Chesapeake. En 1794, la Re-pública francesa le cambió el nombre. El 16 de abril del mis-mo año, se unió en Brest a la escuadra de Villaret Joyeuse, en-cargada de escoltar un convoy de trigo que venía de América, bajo el mando del almirante Van Stabel. El 11 y el 12 pradial, año II, esa escuadra se encontró con los navíos ingleses. Se-ñor, hoy es el 13 pradial, el primero de junio de 1868. Hoy hace setenta y cuatro años, día a día, que en este mismo lugar, a 47' 24' de latitud y 17' 28' de longitud, este barco, tras un combate heroico, perdidos sus tres palos, con el agua en sus bodegas y la tercera parte de su tripulación fuera de combate, prefirió hundirse con sus trescientos cincuenta y seis marinos que rendirse. Y fijando su pabellón a la popa, desapareció bajo el agua al grito de « ¡Viva la República! » ¡Le Vengeur[L22] exclamé. Sí, señor, Le Vengeur. Un hermoso nombre -murmuró el capitán Nemo, cruzado de brazos. 21. Una hecatombe