Capítulo 155
Jesús reconoce la justicia de pagar impuestos seculares. Enseña una
lección respecto a las relaciones de familia en la vida del más allá. El
más grande mandamiento se encierra en el amor. Previene a sus
discípulos contra la hipocresía de escribas y fariseos.
1. Mientras Jesús hablaba vinieron los fariseos a interrogarle,
pensando que podían recriminarle por lo que el dijera.
2. Un herodiano estricto habló y dijo: Mi Señor, tú eres hombre
de verdad, tú muestras la vía hacia Dios, sin preocuparte de
personalidades humanas.
3. Dinos: ¿Qué es lo que piensas: Debemos pagar o no tributo
al César, nosotros los descendientes de Abraham?
4. Jesús conoció la perversidad de su corazón y dijo: ¿Por qué
venís a tentarme así? Mostradme la moneda del tributo de que
habláis.
5. El hombre sacó una moneda en la que estaba grabada una
imagen.
6. Y Jesús dijo: ¿De quién es la imagen y cuyo es el nombre en
esta moneda?
7. El hombre contestó: Son la imagen y el nombre del César.
8. Y Jesús dijo: Dad al César lo que es del César y dad a Dios lo
que es de Dios,
9. Y los que le oían dijeron: ha contestado bien.
10. Entonces un sacerdote que no creía en la resurrección de
los muertos vino y dijo: Maestro, Moisés escribió que si muere
un casado sin dejar hijos, su mujer viene a ser la mujer de su
hermano.
11. Ahora bien, hubo siete hermanos y el mayor tuvo una
esposa; murió sin hijos, un hermano tomó a la viuda por su
esposa y él también murió.
12. Y cada hermano tomó a esta mujer por esposa, hasta que
finalmente murió la mujer.
13. Ahora bien. ¿cuál tendrá a esta mujer por esposa, en el día
de la resurrección?
14. Y Jesús dijo: En este plano de vida, los hombres se casan
por satisfacer su egoísmo o para perpetuar la raza: pero en el
mundo a venir y en el día de la resurrección, los hombres no
prestarán la promesa matrimonial.