13. Cuando el hombre haya aprendido la verdad que en sí lleva
la ley de justicia, se apresurará a dar a cada hombre lo que es
suyo.
14. Entonces Jesús, dirigiéndose a la multitud dijo: Os
prevengo no codiciar. La riqueza del hombre no consiste en lo
que él aparentemente tiene: tierras, plata y oro.
15. Estos son mera riqueza prestada. Ningún hombre puede
acaparar los regalos de Dios.
16. Las cosas de la naturaleza con cosas de Dios, y lo que es de
Dios pertenece por igual a todo hombre.
17. La riqueza del alma descansa en la pureza de la vida, y en la
sabiduría, que desciende de los cielos.
18. Los terrenos de cierto rico le produjeron abundantemente,
de modo que sus graneros resultaron chicos para la cosecha.
Entonces se dijo:
19. ¿Qué haré? No hay que regalar, ni hay que dejar que se
desperdicie. Entonces dijo:
20. Esto haré: Destruir mis graneros y los construiré más
grandes. Y allí almacenaré mis granos y diré:
21 Alma mía, no te apures. Tenemos bastante para muchos
años. Come, bebe y llénate, y está contenta.
22. Pero Dios observó, y vio al hombre. Y viendo la ruindad de
su corazón dijo:
23. Hombre tonto, esta noche tu alma abandonará tu cuerpo.
Entonces ¿quién poseerá tu riqueza?
24. Galileos, no atesoréis en bóvedas de tierra, la acumulación
de riqueza ciega el alma.
25 Dios no da al hombre riqueza para que la esconda en
bóvedas secretas. El hombre no es sino el administrador de la
riqueza de Dios, y debe usarla para el bien común.
26. A todo administrador que es leal consigo mismo, con los
demás hombres, con toda cosa que es, el Señor le dirá: Bien
hecho está.
Capítulo 112
Los cristianos en casa de María Magdalena. Jesús llama a sus
discípulos "Pequeño Rebaño" y les encarga colocar sus afectos en
cosas divinas. Les enseña la Vida Interior.
1. Y Jesús dejó a las multitudes y se fue con sus discípulos a
casa de María. Y al sentarse a la mesa a comer les dijo: