17. A los ojos de la Ley, para que un hombre sea responsable
de robo, tiene que tomar una cosa tangible sin el conocimiento
o consentimiento de su dueño.
18. Pero yo os digo que quien en su corazón desea poseer lo
que no es suyo, y que con gusto privaría de ello a su dueño sin
su conocimiento ó consentimiento, ante los ojos de Dios, es un
ladrón.
19. Lo que no se ve físicamente es más valioso que lo que se
ve.
20. El buen nombre de un hombre es más valioso que mil minas
de oro, y quien dice una palabra o hace un hecho que ofende o
difama ese nombre, ha tomado lo que no es suyo, y es un
ladrón.
21. En las palabras de la ley leemos: No codiciarás cosa alguna.
22. Codiciar es el deseo omniconsumidor de tener lo que no es
justo tener.
23. Y tal deseo, de acuerdo con el espíritu de la ley, es un robo.
Capítulo 99
Continuación del Sermón de la Montaña. Jesús revela a los
doce los aspectos espirituales, del noveno mandamiento.
1. La Ley dice: No mentirás. A los ojos de la ley, para que un
hombre mienta, tiene que decir con palabras lo que no es
verdadero.
2. Pero a la luz del espíritu de la ley, el engaño, en cualquier
forma, es mentira.
3. Se puede mentir con la mirada, con la expresión, con el acto.
Más aún, se puede engañar con el silencio, resultando así
culpable a la Santa Respiración.
4. En los tiempos antiguos se decía: No jurarás por tu propia
vida.
5. Más os digo: No juréis por nada; ni por la cabeza, ni por el
corazón, ni por el ojo, ni por la mano, ni por el sol, ni por la luna,
ni por las estrellas;
6. Ni por el nombre de Dios, ni por el nombre de ningún espíritu,
bueno o malo.
7. No juréis por cosa alguna; porque no se saca provecho de
jurar.
8. Un hombre cuya palabra tiene que ser respaldada con
juramento, cualquiera que éste sea, no merece confianza ni de
Dios, ni del hombre.