24. Ya sean judíos, samaritanos, asirios o griegos, deben
sojuzgar bajo su pie toda disputa, toda discordia, todo celo y
todo odio, y demostrar la fraternidad del hombre.
25. Entonces tomó el gobernante de la mano, la luz de amor
había llegado a sus almas, Y todos están asombrados.
Capítulo 84
Los cristianos continúan en su jornada. Se quedan algún tiempo en
Samaria. Jesús habla en la sinagoga. Por poder mental cura a una
mujer. Desaparece, pero más tarde se junta con sus discípulos en el
camino a Nazareth.
1. Los cristianos se encaminaban a Galilea; pero al llegar a la
ciudad de Samaria las multitudes, presionándolos fuertemente
por todos lados, les rogaron que se quedaran en la ciudad por
algún tiempo.
2. Entonces fueron a la sinagoga, donde Jesús abrió el libro de
Moisés y leyó.
3. En tí y en tu semilla todas las naciones de las naciones serán
benditas.
4. Y entonces cerró el libro y dijo: Estas palabras fueron
habladas por el Señor de los ejércitos a nuestro padre Abraham,
e Israel ha sido la bendición de todo el mundo.
5. Nosotros somos su semilla; pero de todo el trabajo que
fuimos llamados a hacer, ni la décima parte ha sido hecha
todavía.
6. El Señor de los ejércitos ha seleccionado a los israelitas para
enseñar la unidad de Dios y el hombre; pero nadie puede
enseñar lo que no es capaz de demostrar en su vida.
7. Nuestro Dios es espíritu, y en él residen toda sabiduría, amor
y fortaleza.
8. En todo hombre están brotando estos atributos sagrados, y a
su tiempo se abrirán en capullo; se completará la demostración
y entonces el hombre comprenderá el hecho de la unidad.
9. Y vos, el gobernante de la sinagoga, y vosotros, sus
sacerdotes, sois sirvientes de honor del Señor de los ejércitos.
10. Todos los hombres esperan que los guiéis por los caminos
de la vida; por ejemplo es sinónimo de sacerdote. De allí que lo
que queráis que sean los hombres, eso debéis ser vosotros.
11. Una sola vida deífica puede conquistar diez mil almas para
la pureza y la rectitud.
12. Y todas las gentes dijeron, Amén.