13. Entonces Jesús abandonó la sinagoga, y en la hora de la
oración vespertina subió al bosque sagrado, y todas las gentes
tornaron sus faces hacia la montaña santa y oraron.
14. Y Jesús oró.
15. Y mientras estaba sentado en modo silente, una voz de alma
habló a su alma implorando ayuda.
16. Y Jesús vio a una mujer acostada en un estrado en doloroso
malestar, pues estaba enferma de muerte.
17. No podía hablar; pero había oído que Jesús era un hombre
de Dios, de modo que su corazón le llamó y le pidió auxilio.
18. Y Jesús la ayudó. No habló. Pero, como una fulguración de
luz, una virtud poderosa de su alma llenó el cuerpo de la
enferma de muerte, y ella se levantó y se reunió con sus
parientes que oraban.
19. Sus parientes se asombraron y le preguntaron: ¿Cómo te
curaste? Y ella contestó:
20. No lo sé. Simplemente le pedí al hombre de Dios, en
pensamiento, poder curativo, y en un instante estuve buena.
21. Las gentes dijeron: Seguramente que los dioses han
descendido a la tierra, porque el hombre no tiene poder de curar
con el pensamiento.
22. Pero Jesús dijo: El Supremo poder de los cielos y de la
tierra es el pensamiento.
23. Dios hizo el universo por pensamiento; colara los lirios y las
rosas con pensamiento.
24. ¿Por qué pues considerar extraño que yo envíe un
pensamiento curativo y cambie los éteres de enfermedad y
muerte en los de salud y vida?
25. Cosas mas grandes que éste veréis, pues por el poder del
pensamiento santo mi cuerpo transmutará su forma corpórea
en forma espíritu. Y vosotros haréis lo mismo.
26. Y al terminar de decir esto, desapareció, sin que nadie lo vea
irse.
27. Sus propios discípulos no comprendieron este cambio. No
supieron a donde se había ido su maestro de modo que ellos
emprendieron su camino.
28. Pero mientras caminaban hablando de este extraño
acontecimiento, he aquí que Jesús apareció y continuó con
ellos el camino a Nazareth de Galilea.