21. Has vivido en pecado; el pobre llora en las calles y tú ni le
miras.
22. Tus vecinos ¿quienes son? Has defraudado por igual a
amigo y enemigo.
23. Adoras a Dios con la voz y con los labios; tu corazón está
muy lejos, está en el oro.
24. Tus sacerdotes han impuesto sobre el pueblo cargas tan
grandes que este no puede sobrellevar; ellos viven
regaladamente con el producto de los salarios duramente
ganados por los pobres.
25. Tus abogados, médicos y escribientes son obstáculos
inútiles de la tierra; tumores del cuerpo social.
26. Ni trabajan, ni producen, pero si consumen todas las
ganancias del comercio.
27. Tus gobernantes son adúlteros, extorsionadores y ladrones
que no respetan los derechos de los hombres.
28. Los ladrones venden sus artículos en las salas sagradas; el
santo templo ha sido vendido a los ladrones; sus guaridas en
los sitios sagrados son seleccionados para las oraciones.
29. ¡Óyeme, óyeme, pueblo de Jerusalem! Refórmate. O
abandonas tus caminos de corrupción o Dios te abandonará y
los malvados vendrán sobre tí desde lejos y todo lo que todavía
te queda de honor y de fama se esfumará en una hora corta.
30. Prepárate, Jerusalem, prepárate a encontrar a tu rey.
31. No dijo más; abandonó el patio y nadie le vio irse.
32. Los sacerdotes, los doctores y los escribas estaban todos
en ira, y buscaron a Juan para hacerle daño; pero no le
encontraron.
33. La masa del pueblo estaba del lado de Juan y decía: El
ermitaño tiene razón y ha hablado la verdad.
34. Entonces los sacerdotes, los doctores y los escribientes
tuvieron mucho miedo y no dijeron más y se ocultaron.
Capítulo 62
Juan, el precursor, visita otra vez Jerusalem. Habla a las gentes.
Promete reunirse con ellos en Gilgal, en siete días. Va a Betania y
concurre a una fiesta.
1. Al día Siguiente Juan fue otra vez a los patios del templo y
dijo:
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