3. Algunos le llamaban el Ermitaño de Engadi, y otros decían: es
el Salvaje de las Colinas.
4. Se vestía con pieles de bestias; su alimento era de algarrobo,
miel de abejas nueces y frutas.
5. Cuando Juan cumplió treinta años, fue a Jerusalem, y en la
plaza del mercado se sentó en silencio por siete días.
6. La masa de la población y los sacerdotes, los escribas y los
fariseos vinieron en grandes multitudes a ver el ermitaño silente
de las colinas; pero nadie tuvo el atrevimiento de preguntarle
quien era él.
7. Pero cuando su ayuno silente hubo terminado, se puso de pie
en medio de todos y dijo:
8. Mirad. El rey ha venido. Los profetas hablaron de él. Los
sabios le han esperado por largo tiempo.
9. Prepárate, oh Israel, prepárate a encontrar a tu rey.
10. Y eso fue todo lo que dijo. Y entonces desapareció. Y nadie
supo a donde se había ido.
11. Y hubo gran conmoción en todo Jerusalem. Los
gobernantes oyeron la historia del ermitaño de las colinas.
12. Y enviaron cortesanos a hablar con él a fin de que supieran
algo respecto al rey que venía, pero ellos no pudieron
encontrarle.
13. Y pasados ciertos días el regresó otra vez a la plaza del
mercado y toda la ciudad vino a oírle hablar. El dijo:
14. No os perturbéis, gobernantes del Estado. El rey que viene,
no es antagonista; no busca trono alguno en la tierra.
15. Viene como Príncipe de la Paz, como rey de rectitud y amor;
su reino es dentro del alma.
16. Los ojos de los hombres no lo verán. Y nadie podrá entrar
sino el que es puro de corazón.
17. Prepárate, oh Israel, prepárate a encontrar a tu rey.
18. Y otra vez el ermitaño desapareció: la gente trató, de
seguirle, pero él había envuelto su forma en un velo, de modo
que los hombres no podían verle.
19. Una fiesta judía tuvo lugar; Jerusalem estaba llena de judíos
y de prosélitos de todas las partes de Palestina. Juan de pie en
el patio del templo dijo:
20. Prepárate, oh Israel, prepárate a encontrar a tu rey.