Test Drive | Page 370

ORIGEN DE LA VIDA 357 sencillas, es decir, adquirieron el hábito nutrícional llamado autotroflsmo. Según Ν.Ή. Horowitz, los organismos que vivían en regiones donde los nutrientes eran escasos no tardaron en adquirir, por evolución, largas cadenas de reacciones enzimáticas que los libraron de su dependencia de las sustancias orgánicas presentes en la "sopa" primitiva. La evolución del autotrofismo como uno de los progresos más significativos durante las primeras etapas de desarrollo de la vida fue aunada a las primeras aportaciones teóricas de Oparin y así nació la actual teoría de Oparin-Horowltz. 27.3 ORIGEN DE LAS CÉLULAS Los coacervados complejos pueden mantener su estructura a pesar de que se encuentran en un medio líquido amorfo. Por otra parte, a través de las fronteras del coacervado hay intercambio de sustancias con el medio. Aunque tales límites parecer estar constituidos por moléculas de agua orientadas y otras sustancias inorgánicas sencillas, sus propiedades son semejantes a las características de permeabilidad observadas en las células y no sería remoto que fueran la estructura antecesora de la membrana de las primeras células procarióticas. La complejidad cada vez mayor de las sustancias orgánicas del interior del coacervado dependía de la "política exterior" de éste, la que a su vez era dictada por la membrana externa. Por su parte, la membrana iba aumentando su complejidad conforme llegaban a su superficie las sustancias previamente introducidas en la célula. Aunque la evolución de las primeras células es fundamental para probar una hipótesis mecanteísta del origen de la vida, a muchos biólogos también los intriga la transición entre las células procarióticas y eucarióticas. Problemas resueltos 27.1 ¿Las dos variantes del creacionismo y la teoría de la lenta evolución de una mayor complejidad cubren todas las posibilidades en cuanto al origen de la vida? No, existen otras posibilidades. Algunos biólogos, tanto del pasado como del presente, prefieren creer que la vida ha existido desde siempre en otras partes del universo y que las primeras formas de vida llegaron a la Tierra provenientes de algún remoto rincón del universo en forma de esporas o semillas de algún tipo (J. B. S. Haldane). En esta hipótesis no se reconoce la necesidad de postular un origen de la vida, lo que quizá se relaciona con la creencia de que el cosmos no tiene principio ni fin. Una variante de la teoría mecanicista de Oparin señala que la vida surgió a partir de sustancias químicas simples, pero que no en todos los casos los pasos intermedios fueron reacciones químicas ordinarias. Se plantea la posibilidad de que ocurriera por una sola vez un fenómeno clave, sumamente improbable, pero que fue crucial para el surgimiento definitivo de la materia viva. Con todo, esta hipótesis no se aparta de la explicación natural ya que, dadas las sustancias necesarias y el tiempo suficiente, llegan a ocurrir hasta los fenómenos químicos más improbables. 27.2 ¿Por qué cree el lector que la comunidad científica de Estados Unidos se opuso a la impartición igualitaria del creacionismo y la teoría de la evolución en las clases de ciencias naturales? Toda cátedra de ciencias naturales debe regirse exclusivamente por los procesos válidos para la investigación científica. El creacionismo, incluso el creacionismo científico, no es una teoría científica a la que se llegó a través del estudio de pruebas verificabas. Por el contrario, de la manera más anticientífica, está motivado por la aceptación a priori de lo consignado en la Biblia y se basa en las diversas interpretaciones de ella. Esto quiere decir que el creacionismo funciona sobre bases que no están regidas por los principios fundamentales de la ciencia y, por tanto, los científicos no pueden aceptarlo como un tema legítimo y científicamente comprobable. Con ello no se pretende negar la posible participación de un creador sobrenatural; sólo se trata de demostrar lo Inadecuado de la hipótesis creacionista dentro del marco de referencia científico. Otro problema son los conflictos emocionales que surgirían en las aulas de clase si ahí se presentara también el creacionismo. No es raro que en un debate con científicos los creacionistas resulten vencedores, mas su éxito se debe a que se amparan detrás délo que se considera moralmente correcto y de lo que uno debiera pensar. Estos recursos retóricos pueden menoscabar la clara distinción de la realidad que se busca a través de la ciencia. Es inaceptable encadenar el conocimiento científico a viejas creencias basadas en moralismos o en interpretaciones religiosas. Si bien es justo dedicar parte de nuestro tiempo a los principios éticos e incluso a los puntos de vista teológicos, desde luego ese tiempo no es el que debe dedicarse al estudio de las ciencias naturales. Si se introdujera el co ncepto del