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BIOLOGÍA
útiles para quienes se hallaban trabajando en la línea
evolucionista. Cuvier fue prácticamente el fundador de la
ciencia de la paleontología (el estudio sistemático de los
fósiles) y se convirtió en un experto en la reconstrucción
de organismos enteros a partir de sus restos fósiles.
También desarrolló un amplio sistema para la clasificación de animales e inició notables y detallados estudios
de anatomía comparada.
Los estudios de Cuvier sobre los fósiles demostraron que muchos tipos de animales que vivieron en un
tiempo ya no existen en la actualidad. Este investigador
creó la teoría del catastrofismo para explicar la sucesión
de poblaciones animales. En esta teoría se establece que
una serie de catástrofes aniquiló periódicamente la mayor
parte de las formas de vida presentes entonces y que de
los sobrevivientes se formaron subsecuentemente nuevos grupos. Esto explicaría, según Cuvier, las variaciones
encontradas en el registro fósil. Él no creía que después
de cada catástrofe surgieran nuevas especies, sino afirmaba que estas nuevas formas de vida existían probablemente en alguna zona distante del mundo y que debieron
emigrar hacia los lugares donde fueron localizados sus
fósiles.
Quizá Jean Baptiste de Lamarck (1744-1829) fue el
más importante de los partidarios predarwinianos del
concepto de evolución. Como Charles Darwin, inició su
carrera (en botánica) creyendo en la invariabilidad de las
especies. Después, su interés cambió hacia la zoología y
llegó a convencerse de que todas las formas vivientes
son resultado de un proceso de diversificación. Con su
gran obra, Philosophie zoologique (1809), Lamarck contribuyó de manera significativa a la clasificación faunística
y aportó una impresionante lista de pruebas de que hay
un proceso evolutivo. Y lo más importante, sugería mecanismos para explicar dicho proceso y el origen de las variaciones de los individuos (éste último fue reevaluado
tiempo después).
Lamarck creía que, durante la vida de cualquier organismo, las partes que éste usa se desarrollan o crecen,
mientras que se atrofian las partes que no son estimuladas por el uso. En los seres humanos, esta teoría del
uso-desuso queda ejemplificada por los grandes músculos de los brazos de herreros y otros trabajadores que
practican grandes esfuerzos musculares y por los enjutos
brazos de quienes no los usan regularmente. Lamarck
pensaba que los cambios ocurridos durante la vida del individuo son transmitidos a la siguiente generación, esto
es, postulaba la herencia de caracteres adquiridos. De
ese modo, las actividades de los organismos de una generación conducirían en el futuro a cambios a largo plazo.
Desde el punto de vista de Lamarck, la evolución es moldeada por la necesidad biológica y refleja una programación pragmática encauzada a resolver exitosamente las
dificultades presentadas por el medio. El ejemplo clásico de lamarquismo es el del largo cuello de la jirafa,
que se originó supuestamente a través de incontables
generaciones de jirafas en su esfuerzo por alcanzar los
retoños más elevados de las hojas de los árboles y así
poder competir más eficazmente con otros herbívoros,
los cuales quedaron confinados a consumir follaje más
accesible.
DARWIN Y LA SELECCIÓN NATURAL
Existen dos razones por las que el concepto de la evolución suele ser asociado principalmente con Charles Darwin (1809-1882). La primera es que Darwin amasó un
conjunto de pruebas tan amplio y convincente en apoyo
de la evolución orgánica, que ya no era razonable para
bs biólogos —ni tampoco para los legos de mente abierta— refutar la existencia de este proceso. La segunda
es que las investigaciones que realizó sobre la fauna de
Sudamérica y África durante su viaje de cinco años
(1831-1836) como naturalista a bordo del HMS Beagle le
proporcionaron la compenetración necesaria para desarrollar una sólida teoría sobre el mecanismo de evolución.
Este mecanismo recibió el nombre de selección natural
y fue expuesto por primera vez en 1858 durante un simposio científico. En 1859 se publicó en Londres su excepcional obra: Sobre el origen de las especies a través de
la selección natural. Ésta provocó una tormenta de controversias, pero también ganó un ferviente grupo de defensores.
La teoría de la selección natural descansa sobre
tres principios fundamentales. El primero es que existe
una notable sobreproducción de crías en cada generación, muchas más de las que pueden ser sostenidas
por los limitados recursos (alimento, agua, refugio, pareja) del medio. El segundo es que existen variaciones
hereditarias dentro de dicha sobrepoblación de crías. Tercero, que ocurre una lucha por la supervivencia, durante
la cual las variantes mejor adaptadas a un ambiente
determinado son las que prosperan y logran producir
descendientes con sus mismas características adaptativas. Con el tiempo, las características que confieren mayor adaptabilidad o aptitud se van acumulando en la
población, en tanto que las que reducen la aptitud van
menguando o desapareciendo. Es precisamente este último aspecto —el gran éxito reproductivo de las formas
mejor adaptadas— el que recibe el nombre de selección
natural. Este concepto se describía hace tiempo en términos de una lucha por la existencia en la cual sobrevivía
el más apto. Dicha formulación, establecida por los seguidores de Darwin, pintaba la naturaleza como un cuadro
de incesante lucha y derramamiento de sangre pero no
tomaba en cuenta la importancia de los mecanismos de
cooperación en la supervivencia. El concepto de