EL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO
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hueso verdadero casi al final del desarrollo de las extremidades.
EL SISTEMA ESQUELÉTICO Y LA HOMEOSTASIS
El sistema esquelético cumple funciones homeostáticas
de tres maneras. Primero, el mantenimiento de un estado
uniforme suele demandar respuestas conductuales a los
cambios ambientales. Esas respuestas dependen del sistema musculoesquelético, el cual produce movimientos
en general y locomoción en particular.
Segundo, los eritrocitos y otros elementos celulares
formados de la sangre son producidos por la médula
ósea roja que constituye el núcleo de los huesos largos
del cuerpo. Los depósitos de médula ósea producen más
de 50 millones de glóbulos rojos por minuto. El tejido
mieloide de la médula ósea también produce leucocitos
granulares y plaquetas. La constancia de esos elementos
celulares formados se mantiene gracias a la acción de
hormonas como la erítropoyetina sobre los tejidos hemopoyéticos. La eritropoyetina se forma en la sangre (a
partir de un precursor secretado por los riñones) cuando
se abaten los niveles de oxígeno en los tejidos.
Tercero, el sistema esquelético almacena en forma
dinámica minerales como el calcio y el fósforo y, en menor grado, sodio, magnesio y manganeso. Los depósitos
de esos minerales en los huesos y los dientes forman
parte de una reserva que responde a hormonas regulatorias de la paratiroides y la corteza suprarrenal.
base estacionaria y una base móvil. El punto de fijación
del músculo al hueso relativamente estacionario se llama
origen. El punto de fijación al hueso móvil se denomina
inserción. Un tipo de movimiento afecta a una sola articulación tipo bisagra. La contracción de la masa muscular interna reduce el ángulo de la articulación, un
movimiento conocido como flexión. La contracción de los
músculos situados en el borde externo del sistema de bisagra aumenta el ángulo de la articulación, un movimiento llamado extensión. Las articulaciones de la cadera, el
hombro y la rodilla del ser humano realizan movimientos
más complejos.
Todos los músculos producen sus efectos al contraerse. Los movimientos opuestos de una articulación se
deben a la existencia de pares de músculos antagónicos
que al contraerse ejercen efectos contrarios.
EJEMPLO 2 El bíceps es un músculo cuya inserción está
en el radio, uno de los huesos del antebrazo, y cuyo origen
está en el omóplato (hueso del hombro). Al contraerse, eí
bíceps hace que el antebrazo se flexione (es decir, que se
acerque al brazo). El tríceps, que está situado en el lado
opuesto al del bíceps y corre a lo largo de la superficie externa del brazo, tiene su origen en el húmero (el hueso del brazo) y su inserción en una extensión del cubito (el otro hueso
del antebrazo) situada poco más allá de la articulación. Al
contraerse, el tríceps produce la extensión del antebrazo. El
bíceps y el tríceps son un par de músculos antagónicos que
regulan la posición del antebrazo mediante acciones que, a
pesar de ser de índole opuesta, son resultado de la contracción.
MOVIMIENTO
Como sería de esperar, los huesos del esqueleto axial
tienden a ofrecer la máxima protección al encéfalo, la
médula espinal y los órganos blandos del tórax. Por consiguiente, su estructura no se presta para grandes movimientos. Los huesos individuales del cráneo están unidos
por suturas, las cuales no permiten virtualmente ningún
movimiento en torno a su estrecho ajuste. Las vértebras
tienen los movimientos limitados que permiten doblar la
espalda y la caja torácica puede elevarse o descender
respecto a su posición de reposo gracias a los músculos
Intercostales, situados entre las costillas. Por el contrario, los huesos del esqueleto apendicular tienen mucho
mayor flexibilidad en sus articulaciones. Se mantienen
unidos gracias a unas bandas resistentes de tejido conectivo, los ligamentos, que permiten varios movimientos tipo palanca y, en algunos casos, incluso la rotación
completa de la articulación.
Los músculos encargados del movimiento del esqueleto están unidos a los huesos por haces de tejido conectivo llamados tendones. Los tendones también
pueden mantener unidos a los músculos.
En general, el movimiento ocasionado por un
músculo en contracción implica ¡a participación de una
23.3 ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL MÚSCULO DE
LOS VERTEBRADOS
El movimiento, tanto interno como externo, es una de las
peculiaridades distintivas de todos los animales. Es una
característica indispensable de los organismos que deben obtener su alimento previame nte elaborado porque
no tienen la capacidad de sintetizarlo a partir de materias
primas sencillas. En las amibas, el movimiento se debe al
flujo del citoplasma líquido interno a lo largo de una prolongación tubular externa de citoplasma más sólido (Fig.
23.2). Esas prolongaciones, que se forman y vuelven a
formar, se denominan seudópodos. Este movimiento
amibolde permite a la amiba desplazarse sobre el sustrato con relativa lentitud mediante lo que podría llamarse
un escurrimiento dirigido. Este tipo de movimiento también se observa en los leucocitos que fagocitan bacterias
dentro del cuerpo humano, los cuales utilizan seudópodos para envolver los objetos que van a fagocitar. El
movimiento de tipo remo de los cilios y los flagelos
(véase el Cap. 4) representa el segundo mecanismo de