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EL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO 309 hueso verdadero casi al final del desarrollo de las extremidades. EL SISTEMA ESQUELÉTICO Y LA HOMEOSTASIS El sistema esquelético cumple funciones homeostáticas de tres maneras. Primero, el mantenimiento de un estado uniforme suele demandar respuestas conductuales a los cambios ambientales. Esas respuestas dependen del sistema musculoesquelético, el cual produce movimientos en general y locomoción en particular. Segundo, los eritrocitos y otros elementos celulares formados de la sangre son producidos por la médula ósea roja que constituye el núcleo de los huesos largos del cuerpo. Los depósitos de médula ósea producen más de 50 millones de glóbulos rojos por minuto. El tejido mieloide de la médula ósea también produce leucocitos granulares y plaquetas. La constancia de esos elementos celulares formados se mantiene gracias a la acción de hormonas como la erítropoyetina sobre los tejidos hemopoyéticos. La eritropoyetina se forma en la sangre (a partir de un precursor secretado por los riñones) cuando se abaten los niveles de oxígeno en los tejidos. Tercero, el sistema esquelético almacena en forma dinámica minerales como el calcio y el fósforo y, en menor grado, sodio, magnesio y manganeso. Los depósitos de esos minerales en los huesos y los dientes forman parte de una reserva que responde a hormonas regulatorias de la paratiroides y la corteza suprarrenal. base estacionaria y una base móvil. El punto de fijación del músculo al hueso relativamente estacionario se llama origen. El punto de fijación al hueso móvil se denomina inserción. Un tipo de movimiento afecta a una sola articulación tipo bisagra. La contracción de la masa muscular interna reduce el ángulo de la articulación, un movimiento conocido como flexión. La contracción de los músculos situados en el borde externo del sistema de bisagra aumenta el ángulo de la articulación, un movimiento llamado extensión. Las articulaciones de la cadera, el hombro y la rodilla del ser humano realizan movimientos más complejos. Todos los músculos producen sus efectos al contraerse. Los movimientos opuestos de una articulación se deben a la existencia de pares de músculos antagónicos que al contraerse ejercen efectos contrarios. EJEMPLO 2 El bíceps es un músculo cuya inserción está en el radio, uno de los huesos del antebrazo, y cuyo origen está en el omóplato (hueso del hombro). Al contraerse, eí bíceps hace que el antebrazo se flexione (es decir, que se acerque al brazo). El tríceps, que está situado en el lado opuesto al del bíceps y corre a lo largo de la superficie externa del brazo, tiene su origen en el húmero (el hueso del brazo) y su inserción en una extensión del cubito (el otro hueso del antebrazo) situada poco más allá de la articulación. Al contraerse, el tríceps produce la extensión del antebrazo. El bíceps y el tríceps son un par de músculos antagónicos que regulan la posición del antebrazo mediante acciones que, a pesar de ser de índole opuesta, son resultado de la contracción. MOVIMIENTO Como sería de esperar, los huesos del esqueleto axial tienden a ofrecer la máxima protección al encéfalo, la médula espinal y los órganos blandos del tórax. Por consiguiente, su estructura no se presta para grandes movimientos. Los huesos individuales del cráneo están unidos por suturas, las cuales no permiten virtualmente ningún movimiento en torno a su estrecho ajuste. Las vértebras tienen los movimientos limitados que permiten doblar la espalda y la caja torácica puede elevarse o descender respecto a su posición de reposo gracias a los músculos Intercostales, situados entre las costillas. Por el contrario, los huesos del esqueleto apendicular tienen mucho mayor flexibilidad en sus articulaciones. Se mantienen unidos gracias a unas bandas resistentes de tejido conectivo, los ligamentos, que permiten varios movimientos tipo palanca y, en algunos casos, incluso la rotación completa de la articulación. Los músculos encargados del movimiento del esqueleto están unidos a los huesos por haces de tejido conectivo llamados tendones. Los tendones también pueden mantener unidos a los músculos. En general, el movimiento ocasionado por un músculo en contracción implica ¡a participación de una 23.3 ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL MÚSCULO DE LOS VERTEBRADOS El movimiento, tanto interno como externo, es una de las peculiaridades distintivas de todos los animales. Es una característica indispensable de los organismos que deben obtener su alimento previame nte elaborado porque no tienen la capacidad de sintetizarlo a partir de materias primas sencillas. En las amibas, el movimiento se debe al flujo del citoplasma líquido interno a lo largo de una prolongación tubular externa de citoplasma más sólido (Fig. 23.2). Esas prolongaciones, que se forman y vuelven a formar, se denominan seudópodos. Este movimiento amibolde permite a la amiba desplazarse sobre el sustrato con relativa lentitud mediante lo que podría llamarse un escurrimiento dirigido. Este tipo de movimiento también se observa en los leucocitos que fagocitan bacterias dentro del cuerpo humano, los cuales utilizan seudópodos para envolver los objetos que van a fagocitar. El movimiento de tipo remo de los cilios y los flagelos (véase el Cap. 4) representa el segundo mecanismo de