EL SISTEMA NERVIOSO
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Fig. 22.7 Los cuatro lóbulos del cerebro y sus funciones.
La parte más voluminosa y compleja del encéfalo
anterior del ser humano es el cerebro. Este órgano se divide en dos hemisferios y posee una corteza externa formada por materia gris —delgada pero densa capa
formada por cerca de 15 000 millones de somas neuronales y dendritas— y una capa interna más gruesa de fibras nerviosas mielinizadas blancas. Cada hemisferio se
divide en cuatro lóbulos principales (Fig. 22.7). En la región posterior se encuentran los lóbulos occipitales,
que reciben y analizan la información visual. En los lados
inferiores del encéfalo se observan los lóbulos temporales, relacionados principalmente con el oído. En la región
anterior están los lóbulos frontales, que regulan el control motor fino, incluso los movimientos necesarios para
el habla, y sirven como centro de procesamiento inicial
de ¡os estímulos sensoriales que van entrando. Por arriba de los lóbulos temporales y detrás de los frontales están los lóbulos parietales, que reciben los estímulos
provenientes de los órganos sensoriales de la piel y nos
permiten percatarnos de la posición de nuestro cuerpo.
Los lóbulos frontales y parietales están divididos
por una grieta (la cisura de Rolando) que corre de la
parte superior de la cabeza hacia los lados. En ambos
lados de esta cisura se encuentran unas bandas relativamente estrechas: el área motora del lóbulo frontal y el
área sensorial del lóbulo parietal. Ya se tienen mapas
muy p recisos de esas bandas y en los cuales se señalan
las áreas que corresponden a regiones específicas del
cuerpo. Por ejemplo, se sabe cuáles áreas específicas de
la banda parietal derecha reciben la información sensorial
proveniente del tobillo, la rodilla, los dedos del pie, etc. de
la extremidad izquierda y cuáles segmentos de la banda
frontal izquierda controlan el movimiento de la cadera, la
pierna, el pie, etc. del lado derecho. Como podrá apreciarse, igual que ocurre con la mayoría de las funciones
del encéfalo, cada lado del cuerpo se comunica con el lado opuesto del encéfalo y es controlado por él.
Aunque los dos hemisferios cerebrales son funcionalmente semejantes, cada uno de ellos tiene cierta especialización. Por ejemplo, el habla y el razonamiento
analítico se concentran en el hemisferio izquierdo, mientras que la percepción espacial se localiza principalmente
en el hemisferio derecho. Quizá algunos caracteres
aprendidos, por ejemplo ser zurdo, se localicen en ambos
lados y sólo varíen conforme a la experiencia del individuo. Los dos hemisferios se comunican por medio del
cuerpo calloso, una región intermedia que permite el paso de la información recibida en un hemisferio hacia el
otro.
Los centros encefálicos situados en el tallo parecen
estar conectados en forma permanente desde que se nace, de modo que su capacidad para formar nuevas conexiones (sinapsis) es muy limitada. Sin embargo, las
neuronas situadas en la corteza, sobre todo las de la superficie de la neocorteza (la región de evolución más reciente), son muy flexibles en cuanto a formación de
nuevas sinapsis. Hay una variedad de datos sensoriales
que ingresan en el encéfalo y que no son canalizados
simplemente como respuestas motoras. Esta información
reverbera dentro de circuitos centrales y es almacenada
en las áreas de asociación de los lóbulos parietales. En
el proceso pueden formarse nuevas sinapsis. El almacenamiento no siempre se realiza en una sola región. Por
consiguiente, las áreas auditiva y del habla del lóbulo
temporal pueden interactuar con el área de asociación
visual del lóbulo occipital para producir un solo registro