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BIOLOGÍA
Fig. 22.6 El encéfalo humano (corte medio longitudinal).
somas neuranales que inervan una parte común del cuerpo). Toda la comunicación entre el encéfalo y la médula
espinal pasa por el bulbo raquídeo. 2) El puente de Varollo se encuentra encima del bulbo raquídeo, contiene
los fascículos (haces longitudinales de fibras mielinizadas) que corren entre el cerebro y la médula espinal y
también recibe los fascículos provenientes de los nervios
craneales (12 pares de nervios sensoriales, motores y
mixtos que comunican el cerebro y diversos órganos sin
pasar por la médula espinal). Por otra parte, el puente
también coordina las funciones del encéfalo anterior con
las del cerebelo. 3) El cerebelo está situado detrás del
bulbo raquídeo y controla el equilibrio y la coordinación
muscular.
El encéfalo medio se ubica entre el encéfalo posterior y el encéfalo anterior, de modo que los conecta.
Aquí se procesa la información visual y auditiva proveniente de ojos y oídos antes de ser enviada al encéfalo
anterior; esta región también se relaciona con los patrones conductuales de los vertebrados inferiores.
El encéfalo anterior del ser humano es el más
evolucionado. Ya se estudió una de sus principales estructuras: el hipotálamo. Aparte de tener funciones hormonales, el hipotálamo controla parámetros fisiológicos
tan importantes como el ritmo cardiaco, la presión arterial
y la temperatura del cuerpo, además de algunos impulsos fundamentales como el hambre, la sed, el sexo y la
ira.
Encima del hipotálamo se encuentra el télame Se
trata de una de las serie de núcleos cerebrales denominados colectivamente ganglios básales. Este órgano establece conexiones entre muchas partes del encéfalo y
entre éste y el sistema sensorial. Quizá también sea la
base física de ciertos estados de ánimo y sentimientos
primitivos.
Entre el tálamo y el encéfalo medio se encuentra la
formación reticular, una región ramificada de núcleos
íntimamente asociados con fascículos sensoriales ascendentes de gran importancia. Esta estructura modula los
impulsos que corren por esos fascículos y los conduce
hacia las áreas corticales superiores, pero lo hace de tal
manera que controla el grado de excitación o de alerta
del individuo. Es decir, nuestra capacidad para mantenernos alerta y responder a estímulos externos depende en
buena medida de la formación reticular. Aunque es probable que el sueño dependa de centros ubicados en el
encéfalo medio, como el bulbo raquídeo y el puente de
Varolio, la formación reticular desempeña una función
permisiva al prolongar los estados de sueño.
El tálamo, el hipotálamo y parte de la corteza cerebral constituyen el sistema límbico, un conjunto de núcleos relacionados al parecer con ciertos ajustes burdos
del afecto (estado emocional). Es probable que aquí se
originen la depresión y la euforia. Entre los núcleos que
integran el sistema cabe mencionar el hipocampo
(que quizá sea indispensable para la memoria a corto
plazo), la amígdala (relacionada con la ira) y la circunvolución cingulada de la corteza cerebral. La estrecha
yuxtaposición del nervio olfatorio y la amígdala sugiere
que el olfato tiene influencia sobre el estado de ánimo y
las emociones. Es probable que el sistema límbico también interactúe con la formación reticular para seleccionar
los objetos individuales hacia los cuales dirige su atención el organismo.