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292 BIOLOGÍA tenía una función relativamente pasiva en cuanto a la propagación del impulso. Sin embargo, estudios efectuados sobre los axones gigantes del calamar (Loligo) arrojaron resultados que coincidían con esa interpretación. En las primeras teorías se predecía una caída del voltaje conforme el impulso viajaba a lo largo del axón; sin embargo, lo cierto es que la intensidad del impulso, una vez generado, no sufre modificación alguna durante su conducción. Más aún, según esas teorías, el axón no debería ser un buen conductor eléctrico debido a que sus lípidos (mielina) se prestan más al aislamiento que a la conducción de cargas eléctricas. Se dice que, cuando una neurona no conduce impulso alguno, se encuentra en estado de reposo (Fig. 22.3). En tales condiciones existe un potencial de reposo —es decir, una diferencia de cargas— entre el interior y el exterior de la membrana. La concentración de iones de sodio es más alta por fuera de la membrana, mientras que la de iones de potasio es más elevada por dentro de ella. Además, en el interior existen varias proteínas negativamente cargadas. Estos gradientes de concentración se mantienen gracias a dos factores: la impermeabilidad de la membrana en reposo al Na+ y la acción de la bomba de Na+/K+, la cual, gracias al consumo de ATP, transporta Na+ hacia el exterior y bombea K+ hacia el interior. Debido a esos gradientes, el interior de la neurona es negativo respecto al exterior; a través de la membrana existe una diferencia de potencial de aproximadamente -60 milivolts (mV). La tendencia natural a corregir este desequilibrio energéticamente inestable es la fuerza impulsora que da comienzo al impulso nervioso. Cuando una neurona es estimulada, el punto donde ocurre la estimulación se vuelve abruptamente permeable a los iones de sodio, los cuales irrumpen en el interior y despolarizan la membrana (es decir, cancelan la diferencia de potencial) conforme los iones positivos que están entrando neutralizan la carga negativa interna. De hecho, entra tal cantidad de Na+ que el interior de la membrana se torna positivo durante unos cuantos milisegundos. Ese cambio de la carga constituye el impulso neural, también llamado potencial de acción. Aunque este potencial ocurre en un solo sitio de la neurona da por resultado la despolarización del área adyacente, iniciando así un nuevo potencial de acción. Este proceso continúa y da origen a una oleada de despolarización que recorre el axón a lo largo. Por tanto, el impulso no es conducido, sino reproducido en cada punto, como sucede con las olas del mar. Cuando en cualquier punto de la neurona el potencial de acción llega a un nivel máximo de carga positiva (alrededor de +40 mV) en el interior respecto al exterior, la membrana se vuelve repentinamente impermeable al Na+. Al mismo tiempo se bombea K+ hacia afuera y este fenómeno se mantiene hasta que se equilibra el número de iones de sodio que ingresaron, de modo que la membrana se repolariza. Esa salida de iones positivos restablece el potencial de reposo de -60 mV (aunque con iones de potasio en vez de iones de sodio); de hecho, el restablecimiento de dicho potencial es tan eficaz que se presenta un efímero exceso de negatividad. Una vez restablecido el potencial de reposo, las bombas de Na+/K+ generan los gradientes de sodio y de potasio que prevalecían antes de iniciarse el potencial de acción. En tanto la membrana no recupere su potencial de reposo es incapaz de generar otro potencial de acción; se dice que las membranas en tales condiciones se encuentran en su periodo refractario. Según parece, aparte de las bombas de Na+/K+ existen en la membrana conductos iónicos específicos para el Na+ y para el K+. Dichos conductos están ocluidos por proteínas sensibles al voltaje y que, al cambiar su forma en respuesta a voltajes específicos, funcionan como compuertas que los cierran o los abren. Al parecer los conductos de potasio tienen una sola compuerta; por el contrario, es probable que los de sodio tengan una compuerta en cada orificio: una compuerta de activación y una compuerta de Inactivación. En el estado de reposo, la compuerta de activación está cerrada y la de inactivación se encuentra abierta. Cuando la neurona es estimulada, la compuerta de activación del Na+ se abre y este ion queda en libertad para ingresar en la neurona en favor de su gradiente. Cuando la oleada de despolarización alcanza su máximo nivel de +40 mV, la compuerta de inactivación se cierra y la membrana vuelve a ser impermeable al Na+; al mismo tiempo se abre la compuerta del K+ para permitir que los iones de este elemento salgan de la célula y así se restablezca el potencial de reposo. Una vez que se llega al potencial de reposo, todas las compuertas retornan a sus configuraciones originales y las bombas de Na7K+ empiezan a trabajar para restablecer los gradientes iónicos normales. Cada neurona tiene una intensidad mínima de estimulación, de modo que si no se alcanza ese umbral no se dispara el potencial de acción. Todos los estímulos superiores al umbral, sin importar su magnitud, provocan una despolarización (potencial de acción) de intensidad uniforme. Este fenómeno se conoce como principio de todo o nada. En vez de provocar potenciales de acción más intensos, los estímulos de magnitudes cada vez mayores provocan descargas múltiples cuya frecuencia depende de la intensidad de estimulación. Como ya se mencionó, muchas neuronas de los vertebrados están envueltas por una vaina de mielina. Puesto que esa cubierta lipídica no permite el intercambio de iones entre el líquido extracelular y el interior de la neurona, en las fibras mielinizadas no hay la posibilidad de una oleada de despolarización como la que se observa en las no mielinizadas, de modo que el impulso nervioso se propaga mediante otro mecanismo. Lo que