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241 BIOLOGÍA Fig. 18.1 Estructura de un anticuerpo tipos de antígenos a los que está expuesta una persona durante su vida. Cada anticuerpo tiene dos sitios de fijación para el antígeno: las dos hendiduras formadas por la asociación de las cadenas pesadas y ligeras. La abertura de cada una de esas hendiduras se localiza en el extremo NH2 (cabeza), el cual contiene las secuencias variables. Dichas secuencias producen conformaciones únicas en los anticuerpos, de modo que cada anticuerpo posee una hendidura en la que encaja un antígeno específico. En la actualidad se sabe que no es necesaria la participación de todo el antígeno en el proceso de fijación; más bien, una pequeña porción de éste, llamada determinante antigénico, encaja en la hendidura del anticuerpo. A su vez, la hendidura no sólo se debe a la secuencia primaria de aminoácidos de los sitios variables, sino que también depende de los complejos patrones de plegamiento de las cadenas ligeras y pesadas. Un antígeno, sobre todo si es complejo, puede reaccionar con más de un anticuerpo, aunque estos casos son excepcionales. Asimismo, los antígenos que reaccionan inicialmente con los anticuerpos para estimular la proliferación de los linfocitos deben ser moléculas grandes. Después puede bastar con el determinante antigénico para que la respuesta inmune prosiga. En los seres humanos se han encontrado cinco tipos de anticuerpos. El grupo de inmunoglobulinas más común es el de las gammaglobulinas (IgG). La IgM es el primer grupo que aparece en el momento de una infección, pero estos anticuerpos tienen una tasa de conversión muy rápida y no persisten en altas concentraciones. Las lágrimas, la saliva y hasta la leche contienen IgA, un tercer grupo, cuya función es mantener controlada la proliferación bacteriana en las estructuras en las que hay esas secreciones. La IgD suele estar asociada con la superficie de los linfocitos B, aunque ahora se desconoce su función. Al fijarse a su antígeno, la IgE hace que las células cebadas secreten histamina. Esta clase de anticuerpos también participa en la lucha del organismo contra los parásitos y además interviene en las reacciones alérgicas. Los anticuerpos son el arma principal de la respuesta humoral. Pueden atacar en forma directa al organismo o la molécula antigénica, pero también pueden activar sistemas relacionados con ellos para que ataquen al invasor.