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LA CIRCULACIÓN Y LA SANGRE 229 17.3 ARTERIAS, VENAS Y CAPILARES Las arterias son vasos de paredes gruesas que conducen la sangre del corazón al cuerpo. Todas las arterias excepto la pulmonar transportan sangre oxigenada. La capa más interna de una arteria es la túnica íntima o endotello. Este recubrimiento es una membrana elástica a la cual se encuentra adherida una capa individual de células epiteliales planas (C ap. 4). El endotelio es sumamente liso y ofrece resistencia mínima al flujo sanguíneo. Esta peculiaridad también es esencial para evitar la formación de coágulos. La capa media de las arterías, llamada túnica media, es la más gruesa. Ésta contiene fibras musculares lisas (involuntarias), muchas de las cuales son circulares. También se destacan las fibras elásticas amarillas. Las contracciones funcionales de las arterias son ejecutadas por esta capa. Una tercera capa, resistente y esencialmente inelástica, constituye la región más externa de la arteria y se denomina túnica externa. Consta principalmente de tejido conectivo fibroso blanco. Las venas son semejantes a las arterias porque también cuentan con una estructura tripartita; sin embargo, sus paredes son mucho más delgadas y se colapsan en cuanto deja de circular sangre por ellas. A pesar de que carecen de la elasticidad de las arterias, se dilatan fácilmente con el paso de la sangre que circula a través de ellas. Las venas no cuentan con la presión de bombeo del corazón para que la sangre fluya por ellas; por eso dependen de una serie de válvulas unidireccionales que trabajan en combinación con la presión opresiva derivada de la actividad ordinaria de los músculos esqueléticos cercanos. La presión de los músculos circundantes hace que la sangre circule y las válvulas garantizan que ésta se mueva en un solo sentido, esto es, hacia el corazón. EJEMPLO 4 El movimiento de la sangre en contra de la fuerza de gravedad es un problema particularmente agudo en las largas venas de las piernas. Estas venas son "ordeñadas" de manera intermitente cuando se contraen los músculos de las piernas. Si uno tiene que permanecer de pie por largos periodos se puede encontrar alivio ejercitando las piernas con frecuencia, ya que esto oprime las venas y obliga la sangre a regresar hacia el corazón. También se desarrollan presiones negativas en las gruesas venas que desembocan en la aurícula derecha. Es probable que tales "succiones" intervengan en el movimiento de la sangre hacia esa cámara. Los importantísimos intercambios entre las células y el sistema circulatorio tienen lugar en los lechos capilares, redes de pequeños conductos que se encuentran entre la arteríola aferente (de entrada) y la vénula eferente (de salida). La mayoría de los capilares constan de una sola capa de células semejante a la cubierta endotelial de las arterias o de las venas. El área seccional de todos los capilares de un lecho es mucho mayor que la de la arteríola aferente o de la vénula eferente. De ahí que la sangre se mueva lenta y trabajosamente a través de los capilares. Sin embargo, cada capilar individual es muy estrecho, a menudo con un diámetro de menos de 0.01 mm. EJEMPLO 5 La velocidad de flujo en un punto cualquiera de un río depende del área seccional de dicho punto. Donde el lecho del río se ensancha, la velocidad de la corriente disminuye. Por el contrario, donde éste se angosta, la velocidad de la corriente aumenta. A esto se debe que los pasos estrechos de ríos o arroyos se caractericen por sus corrientes rápidas y peligrosas. Por consiguiente, la velocidad de flujo es inversamente proporcional al área seccional de la columna de líquido. La misma relación se cumple en cuanto a la columna de sangre que circula a través de los vasos. Aunque el área seccional potencial de los capilares es enorme, en un momento dado la mayoría de ellos están cerrados al flujo. Únicamente el 5% del volumen sanguíneo total se encuentra en los lechos capilares. Menos del 20% se localiza en las arterias, en tanto que más del 70% está en las grandes venas. 17.4 CONTROL DE LA PRESIÓN ARTERIAL La presión arterial se refiere al empuje que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Ésta se expresa como fuerza por unidad de área del vaso. Dado que esta presión se mide con un instrumento en el cual se usa una columna de mercurio, los valores se expresan normalmente en términos de la altura de una columna de mercurio que puede ser sostenida por la presión de la sangre. La presión sanguínea (medida generalmente como presión arterial) es resultado de dos fenómenos fundamentales. El primero es la fuerza del latido impuesta a la sangre que sale del ventrículo; la segunda, es la resistencia periférica (presión de regreso) que se opone a esa fuerza, resistencia impuesta por las arterias y sobre todo por las arteriolas. Es obvio que si no hubiera una bomba no habría empuje y, por tanto, la presión sanguínea sería igual a cero. Quizás resulte menos evidente que si no existiera resistencia periférica tampoco habría presión. Dicha resistencia se debe principalmente a la constricción de las arteriolas en la región más externa del sistema circulatorio. EJEMPLO 6 Cuando el agua circula a través de una manguera de jardín, la presión en el interior de esta última