LA CIRCULACIÓN Y LA SANGRE
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17.3 ARTERIAS, VENAS Y CAPILARES
Las arterias son vasos de paredes gruesas que conducen la sangre del corazón al cuerpo. Todas las arterias
excepto la pulmonar transportan sangre oxigenada. La
capa más interna de una arteria es la túnica íntima o endotello. Este recubrimiento es una membrana elástica a
la cual se encuentra adherida una capa individual de células epiteliales planas (C ap. 4). El endotelio es sumamente liso y ofrece resistencia mínima al flujo sanguíneo.
Esta peculiaridad también es esencial para evitar la formación de coágulos.
La capa media de las arterías, llamada túnica
media, es la más gruesa. Ésta contiene fibras musculares lisas (involuntarias), muchas de las cuales son circulares. También se destacan las fibras elásticas amarillas.
Las contracciones funcionales de las arterias son ejecutadas por esta capa.
Una tercera capa, resistente y esencialmente inelástica, constituye la región más externa de la arteria y se
denomina túnica externa. Consta principalmente de tejido conectivo fibroso blanco.
Las venas son semejantes a las arterias porque
también cuentan con una estructura tripartita; sin embargo, sus paredes son mucho más delgadas y se colapsan
en cuanto deja de circular sangre por ellas. A pesar de
que carecen de la elasticidad de las arterias, se dilatan
fácilmente con el paso de la sangre que circula a través
de ellas.
Las venas no cuentan con la presión de bombeo
del corazón para que la sangre fluya por ellas; por eso
dependen de una serie de válvulas unidireccionales que
trabajan en combinación con la presión opresiva derivada
de la actividad ordinaria de los músculos esqueléticos
cercanos. La presión de los músculos circundantes hace
que la sangre circule y las válvulas garantizan que ésta
se mueva en un solo sentido, esto es, hacia el corazón.
EJEMPLO 4 El movimiento de la sangre en contra de la
fuerza de gravedad es un problema particularmente agudo
en las largas venas de las piernas. Estas venas son "ordeñadas" de manera intermitente cuando se contraen los músculos de las piernas. Si uno tiene que permanecer de pie por
largos periodos se puede encontrar alivio ejercitando las
piernas con frecuencia, ya que esto oprime las venas y obliga la sangre a regresar hacia el corazón.
También se desarrollan presiones negativas en las
gruesas venas que desembocan en la aurícula derecha.
Es probable que tales "succiones" intervengan en el movimiento de la sangre hacia esa cámara.
Los importantísimos intercambios entre las células
y el sistema circulatorio tienen lugar en los lechos capilares, redes de pequeños conductos que se encuentran
entre la arteríola aferente (de entrada) y la vénula
eferente (de salida). La mayoría de los capilares constan
de una sola capa de células semejante a la cubierta endotelial de las arterias o de las venas. El área seccional
de todos los capilares de un lecho es mucho mayor que
la de la arteríola aferente o de la vénula eferente. De ahí
que la sangre se mueva lenta y trabajosamente a través
de los capilares. Sin embargo, cada capilar individual es
muy estrecho, a menudo con un diámetro de menos de
0.01 mm.
EJEMPLO 5 La velocidad de flujo en un punto cualquiera
de un río depende del área seccional de dicho punto. Donde
el lecho del río se ensancha, la velocidad de la corriente disminuye. Por el contrario, donde éste se angosta, la velocidad
de la corriente aumenta. A esto se debe que los pasos estrechos de ríos o arroyos se caractericen por sus corrientes rápidas y peligrosas. Por consiguiente, la velocidad de flujo es
inversamente proporcional al área seccional de la columna
de líquido. La misma relación se cumple en cuanto a la columna de sangre que circula a través de los vasos.
Aunque el área seccional potencial de los capilares
es enorme, en un momento dado la mayoría de ellos están cerrados al flujo. Únicamente el 5% del volumen sanguíneo total se encuentra en los lechos capilares. Menos
del 20% se localiza en las arterias, en tanto que más del
70% está en las grandes venas.
17.4
CONTROL DE LA PRESIÓN ARTERIAL
La presión arterial se refiere al empuje que ejerce la
sangre sobre las paredes de las arterias. Ésta se expresa
como fuerza por unidad de área del vaso. Dado que esta
presión se mide con un instrumento en el cual se usa una
columna de mercurio, los valores se expresan normalmente en términos de la altura de una columna de mercurio que puede ser sostenida por la presión de la
sangre.
La presión sanguínea (medida generalmente como
presión arterial) es resultado de dos fenómenos fundamentales. El primero es la fuerza del latido impuesta a la
sangre que sale del ventrículo; la segunda, es la resistencia periférica (presión de regreso) que se opone a esa
fuerza, resistencia impuesta por las arterias y sobre todo
por las arteriolas. Es obvio que si no hubiera una bomba
no habría empuje y, por tanto, la presión sanguínea sería
igual a cero. Quizás resulte menos evidente que si no
existiera resistencia periférica tampoco habría presión.
Dicha resistencia se debe principalmente a la constricción de las arteriolas en la región más externa del sistema circulatorio.
EJEMPLO 6 Cuando el agua circula a través de una
manguera de jardín, la presión en el interior de esta última