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228 BIOLOGÍA otra. En los mamíferos, el latido comienza en el nodo sinoauricular de la aurícula derecha. Es probable que este nodo de músculo cardiaco sólo sea una región extremadamente sensible, en la cual los estímulos internos conducen primero a una descarga eléctrica. Debido a que la frecuencia de los latidos cardiacos está controlada por los cambios eléctricos relacionados con el nodo sinoauricular, éste también recibe el nombre de marcapaso. El impulso se difunde en forma de oleada por todas partes de las aurículas, con lo que estas dos cámaras entran en sístole. Después, la transmisión se vuelve más lenta conforme el impulso viaja hacia el nodo auriculoventricular (AV), otro nodo especializado. La diseminación de los impulsos a lo largo de las fibras del nodo auriculoventricular impone una demora de más de 0.1 s, lo cual asegura que la sístole auricular termine antes de que inicie la contracción ventricular. Posteriormente, el impulso en el nodo auriculoventricular se ramifica a través de un haz de fibras denominado fascículo auriculoventricular o fascículo de Hls. Estas fibras llamadas fibras de Purklnje salen del fascículo auriculoventricular llevando con rapidez el impulso hacia todas partes de los ventrículos. En condiciones normales, el corazón entero late de manera coordinada y la sangre se mueve ordenadamente a través de él. No obstante, si el corazón se daña por falta de oxígeno o por causas mecánicas, las fibras individuales comienzan a latir en forma caótica y desordenada. Este fenómeno se llama fibrilación. Si esto no se corrige con rapidez mediante la aplicación de una descarga eléctrica externa, sobreviene la muerte. EJEMPLO 3 El electrocardiograma (ECG) es una gráfica que registra los cambios eléctricos del corazón trazándo- los sobre una hoja de papel milimétrico adherido a un tambor en movimiento o señalándolos en un osciloscopio. El instrumento con el que se obtiene dicho registro es el electrocardiógrafo. Los cambios en el potencial eléctrico del corazón son gradeados como ondas respecto al tiempo. La amplitud y duración de esas ondas pueden indicar posibles patologías. Dado que es posible obtener el registro de esos cambios eléctricos sin interferir, pues basta con adherir algunos electrodos en diversas partes del cuerpo, el electrocardiograma es un procedimiento que se ejecuta con suma facilidad Cada latido del corazón se caracteriza por cinco regiones de ondas perfectamente distinguibles en el ECG (Rg. 17.3). Estas regiones son designadas como P, Q, R, S y T. La onda P, cresta moderadamente alta del ciclo electrocardiográfico, se relaciona con una despolarización (pérdida de potencial de reposo) de las aurículas justo antes de la contracción de éstas. Los pronunciados cambios de la región QRS se relacionan con la despolarización de los ventrículos justo antes de que estos se contraigan. La repolarización de los ventrículos aparece marcada por una pequeña onda en la región T. A pesar de que es automático, el latido puede experimentar alteraciones debido a la influencia del sistema nervioso autónomo. Una rama del sistema nervioso simpático, el nervio cardioacelerador, libera noradrenalina en la región de la aurícula derecha donde se inicia el latido y de ese modo acelera el ritmo cardiaco. Por otro lado, al liberar acetilcolina en su extremo cercano al marcapaso, una rama del nervio vago tiene el efecto de disminuir el ritmo. Una estimulación vagal intensa puede detener de hecho el corazón durante cortos periodos. Asimismo, un terror avasallador puede detener permanentemente el corazón como resultado de una respuesta hipervagal. Fig. 17.3 El electrocardiograma (ECG)