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NUTRICIÓN ANIMAL ASIMILACIÓN DE NUTRIENTES El segmento inicial del intestino delgado, llamado duodeno debido a que una de sus primeras mediciones dio como resultado una longitud de 12 dedos, es el principal sitio de digestión. Conforme el intestino prosigue hacia abajo cambia su nombre a yeyuno, el cual tiene una mayor longitud; es en este segmento y en el terminal o íleon donde ocurre la máxima absorción de nutrientes. Por otra parte, en el intestino grueso se absorben principalmente líquidos y minerales. Los monosacáridos, producto final de la digestión de carbohidratos, son absorbidos directamente por el sistema circulatorio. Un sistema de transporte activo específico para cada uno de los monosacáridos comunes facilita su paso a través de la mucosa intestinal. Un dato interesante es que, a pesar de su importancia central en el metabolismo energético, la glucosa no es conducida tan rápidamente como muchos otros monosacáridos. En el transporte de los azúcares simples también participan la difusión facilitada y, en grado relativamente menor, la difusión sencilla. La absorción de los productos de la digestión de lípidos es muy compleja. Los ácidos grasos más pequeños se difunden hacia los capilares y de ahí pasan a la circulación general. Los ácidos grasos de mayor tamaño se unen a otras sustancias lipídicas para formar complejas gotitas de lípidos llamados quilomicrones. Estos quilomicrones se acumulan en los vasos linfáticos del intestino, denominados quinteros. De ahí pasan al torrente sanguíneo. Muchos lípidos ingresan en las células de la mucosa como monoglicéridos y diglicéridos y pueden sufrir cambios intracelulares en cuanto a su grado de esterificación. Es probable que el colesterol llegue al hígado como parte de un quilomicrón o en forma de colesterol esterificado. Una vez en el hígado, el colesterol es modificado para su exportación o bien se almacena. El hígado también sintetiza colesterol a partir de materias primas más pequeñas. Por lo regular, los aminoácidos y los oligopéptidos son transportados hacia los lechos capilares del intestino mediante transporte activo. En pocas ocasiones la difusión pasiva actúa como medio de absorción. Los polipéptidos y las proteínas no pueden atravesar la membrana de la mucosa. Estos productos finales de la digestión, que finalmente van a parar a la circulación general, son usados por diversos órganos vecinos o distantes como combustible o como materia prima para la síntesis de compuestos estructurales. De tiempo atrás se sabe que la mayorí a de los nutrientes pueden ser convertidos en otros sin mayor dificultad. La excepción es la interconversión de ácidos grasos a carbohidratos o proteínas. Las demás transformaciones ocurren fácilmente. El hígado es el órgano donde se llevan a cabo la mayoría de las interconversiones metabólicas (Cap. 5). 213 Gracias a que está situado entre el aparato de entrada (aparato digestivo) y la circulación general, este órgano metabólicamente "talentoso" y sumamente activo se encuentra en una posición idónea para responder a las necesidades metabólicas generales del cuerpo. En muchos casos, hormonas provenientes de órganos distantes influyen sobre la actividad metabólica del hígado, contribuyendo así al mantenimiento de la homeostasis. EJEMPLO 5 Poco después de la ingestión de alimentos, la concentración de azúcar de la sangre empieza a elevarse conforme se van digiriendo los carbohidratos y se van absorbiendo los monosacáridos resultantes. En respuesta a esa hiperglucemia (alta concentración de azúcar en la sangre) incipiente, el páncreas secreta insulina. La insulina actúa sobre el hígado provocando la movilización enzimática necesaria para la formación de glucógeno, de tal manera que el exceso de azúcar presente en la sangre como resultado de la digestión sea retirado y almacenado como glucógeno. Las enzimas necesarias para la lipogénesis también aumentan su concentración a fin de convertir el azúcar en ácidos grasos, los cuales son una forma química más rica en calorías. Por otra parte, la permeabilidad a la glucosa aumenta en ciertos tejidos periféricos, como el muscular y el adiposo, con lo que el azúcar en la sangre disminuye su concentración. Por el contrario, cuando falta alimento la situación se invierte. (Cap. 15). EQESTIÓN En los seres humanos, el intestino delgado se une al grueso a varios centímetros del extremo proximal de este último, en vez de unirse extremo con extremo. El saco que se forma en el extremo ciego del intestino grueso recibe el nombre de ciego (Fig. 16.2). En el extremo del ciego hay un tubo estrecho que cuelga hacia la cavidad abdominal denominado apéndice vermiforme, nombre que obedece a su carácter de estructura "adherida" y a su aspecto de gusano. El segmento inicial del intestino grueso es el colon ascendente, llamado así porque el líquido residual de la digestión (quimo) se mueve en dirección anterior o ascendente. Después, el colon continúa en dirección transversal al cuerpo para formar el colon transversal horizontal. La siguiente curvatura da origen al colon descendente, el cual finaliza en el recto, un segmento corto y tubular donde se deposita el material (las heces) que va a ser eliminado del cuerpo. El movimiento de salida de las heces a través del orificio terminal (ano) del aparato digestivo es la egestión o defecación. Gracias a que durante el recorrido del quimo a lo largo del intestino grueso éste último absorbe gran cantidad de agua y minerales, las heces presentan una consistencia semisólida, a menos que haya diarrea (excesiva defecación de heces muy acuosas). Más del 60 % del peso de la masa fecal está integrado por bacterias muertas, lo cual revela cuan