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212 BIOLOGÍA Cuadro 16.1 Enzimas digestivas El principal agente en la digestión de los lípidos es la lipasa pancreática. Esta enzima descompone las moléculas de grasa para convertirlas en glicerol y ácidos grasos. Es auxiliada en su labor por la bilis, la cual emulsifica (solubiliza) las grasas en forma de pequeños glóbulos, con lo que aumenta el área superficial disponible para el ataque de la lipasa. La bilis también contribuye a neutralizar el ácido clorhídrico que entra al intestino delgado procedente del estómago. La bilis es producida por el hígado como parte de la destrucción de los glóbulos rojos, cuya vida termina 90 a 120 días después de su formación. La bilis es un líquido que contiene sales complejas, pigmentos y algunos esteroides. Aunque la bilis es secretada por el hígado, se almacena en la vesícula biliar. Durante la digestión, la bilis de la vesícula es expulsada hacia el duodeno a través del conducto billar común, formado por el conducto hepático proveniente del hígado y el conducto cístico proveniente de la vesícula biliar. Las enzimas son liberadas siempre que es necesario. La coordinación de esa liberación está bajo el control del sistema nervioso autónomo y de una variedad de hormonas producidas dentro del aparato digestivo; de esta manera existe una mayor eficiencia digestiva. El principal tronco nervioso inductor de las respuestas digestivas (contracciones musculares de los órganos digestivos y liberación de enzimas) es el nervio vago del sistema nervioso parasimpático. Se recordará que la actividad digestiva (Cap. 15) es suprimida por los estímulos nerviosos simpáticos. Como regla, la estimulación nerviosa es más acentuada en el extremo anterior del aparato digestivo, en tanto que la acción hormonal es más importante en el nivel gástrico y se relaciona principalmente con la conducción de jugos digestivos hacia el intestino.