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BIOLOGÍA
Cuadro 16.1 Enzimas digestivas
El principal agente en la digestión de los lípidos es
la lipasa pancreática. Esta enzima descompone las moléculas de grasa para convertirlas en glicerol y ácidos
grasos. Es auxiliada en su labor por la bilis, la cual emulsifica (solubiliza) las grasas en forma de pequeños glóbulos, con lo que aumenta el área superficial disponible
para el ataque de la lipasa. La bilis también contribuye a
neutralizar el ácido clorhídrico que entra al intestino delgado procedente del estómago.
La bilis es producida por el hígado como parte de la
destrucción de los glóbulos rojos, cuya vida termina 90 a
120 días después de su formación. La bilis es un líquido
que contiene sales complejas, pigmentos y algunos esteroides. Aunque la bilis es secretada por el hígado, se
almacena en la vesícula biliar. Durante la digestión, la bilis de la vesícula es expulsada hacia el duodeno a través
del conducto billar común, formado por el conducto
hepático proveniente del hígado y el conducto cístico
proveniente de la vesícula biliar.
Las enzimas son liberadas siempre que es necesario. La coordinación de esa liberación está bajo el control
del sistema nervioso autónomo y de una variedad de hormonas producidas dentro del aparato digestivo; de esta
manera existe una mayor eficiencia digestiva. El principal
tronco nervioso inductor de las respuestas digestivas
(contracciones musculares de los órganos digestivos y liberación de enzimas) es el nervio vago del sistema nervioso parasimpático. Se recordará que la actividad
digestiva (Cap. 15) es suprimida por los estímulos nerviosos simpáticos. Como regla, la estimulación nerviosa es
más acentuada en el extremo anterior del aparato digestivo, en tanto que la acción hormonal es más importante
en el nivel gástrico y se relaciona principalmente con la
conducción de jugos digestivos hacia el intestino.