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200 BIOLOGÍA piloerección ocurre un incremento en el espesor de la capa aislante de que dispone el organismo, ya que en el interior del pelaje queda atrapada una película más gruesa de aire estacionario. Si para calentarse no basta con los ajustes etológicos, la desviación de la sangre hacia el interior y la piloerección, el cuerpo del animal recurre a un peculiar fenómeno: el estremecimiento. Se trata de una serie generalizada, espasmódica y relativamente incoordínada de contracciones musculares que en poco tiempo genera una gran cantidad de calor. Como la piloerección, el estremecimiento no es la simple inversión de un mecanismo que opera en condiciones de alta temperatura, sino una respuesta especial contra el frío extremo. El estremecimiento es un reflejo controlado en un nivel bajo de organización encefálica (Cap. 22). Si la temperatura del cuerpo desciende por abajo de 30°C, el reflejo de estremecimiento se suspende. En la técnica de criocirugía se hace uso de la menor tasa metabólica observada en esa temperatura, a fin de evitar algunas de las complicaciones asociadas con los procedimientos quirúrgicos efectuados a la temperatura normal del cuerpo. 15.4 REGULACIÓN DEL AZÚCAR EN LA SANGRE La glucosa es el principal carbohidrato combustible presente en la sangre y, en el caso de muchos órganos, el combustible básico. El plasma sanguíneo lo conduce a todas las partes del cuerpo. En algunas regiones sale de la sangre a través de los lechos capilares y se utiliza directamente como fuente de energía. En otras regiones es extraída de la sangre y convertida en glucógeno (Cap. 5) o transformada en intermediarios ricos en energía; por ejemplo, ácidos grasos. En el tejido adiposo es la materia prima de la síntesis de ácidos grasos (lipogénesis) y del glicerol activado necesario para convertir los inestables ácidos grados en grasa neutras más estables (esterificaclón). La regulación exacta del azúcar de la sangre es un aspecto de particular importancia en la homeostasis. El metabolismo de la glucosa es fundamental en cuanto al uso, la restitución y la distribución de todos los combustibles metabólicos, de modo que las alteraciones bruscas de la concentración de azúcar en la sangre afectan gravemente el funcionamiento y la salud del organismo, poniendo en peligro incluso su vida. Cuando las concentraciones de azúcar en la sangre son bajas, se presentan vahídos y otros síntomas relacionados con una insuficiencia encefálica. Esto se debe a que el encéfalo consume casi por completo la glucosa como combustible. Cuando las concentraciones de glucosa se elevan por arriba de 80 a 110 mg por cada 100 mL de sangre, que son los límites considerados normales, se entorpece el flujo de la sangre a través de los lechos capilares. Una elevación prolongada de la concentración de azúcar en la sangre puede ocasionar lesiones retinales y, en última instancia, ceguera, daños renales, vulnerabilidad a las infecciones y hasta gangrena. Las lesiones cardiovasculares también se relacionan con la incapacidad de mantener concentraciones estables de glucosa. Varias hormonas actúan conjuntamente para que el azúcar de la sangre se mantenga estable, pero la más importante es el péptido insulina. Ésta es una hormona de conservación en cuanto se refiere a la homeostasis de los carbohidratos; es decir, abate las concentraciones de azúcar en la sangre al promover el consumo, el almacenamiento o la transformación metabólica de las reservas de glucosa. La insulina es sumamente sensible a las fluctuaciones de la concentración de azúcar en la sangre y es el efe ctor de un circuito de retroalimentación negativa que mantiene la constancia de dicha concentración. En cuanto empiezan a elevarse los niveles sanguíneos de azúcar, las células p de los islotes de Langerhans (Cap. 21) del páncreas aumentan su tasa de síntesis y de secreción de insulina. El efecto de la mayor concentración de insulina en la sangre es una reducción del nivel de glucosa. Este descenso es resultado de las siguientes reacciones mediadas por la insulina: 1. Mayor formación de glucógeno en el hígado de bido a un incremento, inducido por la insulina, de la concentración hepática de sintetasa del glucógeno, enzima que promueve el almacena miento de la glucosa. 2. Aumento de la permeabilidad de las fibras musculares y de los adipocitos a la glucosa, lo que origina la eliminación de parte de la glucosa presente en la sangre que fluye a través de esos tejidos. 3. Más oxidación de glucosa, fenómeno que da por resultado un abatimiento de la glucosa libre. 4. Incremento de la tasa de síntesis de proteínas a partir de aminoácidos, lo cual obliga al cuerpo a recurrir en mayor grado a los carbohidratos que a los aminoácidos como combustible. La incapacidad de sintetizar insulina, la presencia de una cantidad insuficiente de ella o la insensibilidad a sus efectos son la causa de la enfermedad diabetes melitus. Lo más común es que esta enfermedad se presente en la fase adulta (diabetes de la madurez) y que pueda ser tratada con dietas, ejercicios especiales y, en los casos más graves, con estimulantes orales de los islotes pancreáticos. Esta forma leve de la enfermedad también se llama diabetes melitus no dependiente de la insulina. Una condición más grave es la diabetes juvenil, que se presenta muy temprano en la vida y que en la mayoría de tos casos es tratada mediante inyecciones de insulina; de ahí que también se conozca como