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INTERACCIONES DE LAS PLANTAS VASCULARES CON SU AMBIENTE 189 Flg. 14.1 Fitocromo En principio, el fitocromo es sintetizado en su forma Pr. Sin embargo, al absorber luz roja se convierte en la forma Pt. A su vez, el P* absorbe luz roja lejana para volver a constituir la molécula Pr más estable. En vista de que el P, tiene mayor estabilidad, en la oscuridad el P, se transforma otra vez en Pr; además, existe la posibilidad de una degradación espontánea o como resultado de una catálisis enzimática. Dado que la luz roja predomina durante el día, en condiciones iluminación casi todo el fitocromo está en la forma P,. Por el contrario, durante la noche la concentración de P» es baja. Por tanto, es fácil suponer que las proporciones de esas dos formas del pigmento permiten que la planta distinga entre la noche y el día. Sin embargo, la determinación de la duración de los periodos nocturnos o diurnos por la planta es mucho más compleja. Quizá implica una interacción entre el fitocromo y el mecanismo cronométrico interno presente en casi todas las células vivas. Los relojes biológicos existen como ritmos endógenos (internos) de actividad más o menos intensa y, en general, siguen un ciclo circadiano (es decir, de 24 horas). El sistema del fitocromo sirve para marcar los periodos de oscuridad y de luz; sin embargo, no parece funcionar como medida de la duración de éstos. Es factible que los dos mecanismos operen juntos para permitir a la planta la detección del tiempo que pasa realmente en la luz o en la oscuridad. La cadencia de los relojes biológicos parece deberse a ciertas alteraciones del funcionamiento de la membrana. Pudiera ser que algunas de las características de permeabilidad de la membranas, tan importante para el metabolismo celular, también se relacionen con alteraciones de la estructura proteínica o, por otra parte, con cambios en la concentración o en las características de los fosfolípidos de la membrana. Los fitocromos, independientemente de su forma específic a, puedan cambiar el punto de arranque del reloj mediante una alteración de las características de la membrana celular. De este modo, la fotoperiodicidad puede ser regulada en última instancia al nivel de dicha membrana. La fotoperiodicidad no existe nada más en las plantas. En grupos biológicos que incluyen desde los insectos hasta los mamíferos, incluso los primates, los ciclos de luz y oscuridad pueden iniciar desplazamientos migratorios, alterar los estados emocionales, iniciar los fenómenos sexuales y los patrones de cortejo y estimular la metamorfosis. Desde luego, los mecanismos hormonales relacionados con estas respuestas animales son muy