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188 BIOLOGÍA usualmente cuanto el fruto ya alcanzó sus máximas dimensiones. Pero también puede ser aplicada externamente para lograr la maduración artificial de la fruta, técnica que se emplea sobre todo cuando ésta se cosechó aún verde. Varios de los cambios asociados con la senescencia (envejecimiento y degeneración) —como la abscisión de las hojas— también son mediados por el etiteno. Algunos botánicos consideran que esta sustancia es el principal mensajero de la muerte o de la pérdida estacional de vigor que marca el fin de cada temporada de crecimiento. Es probable que también participe en el mantenimiento de la latencia y la resistencia al crecimiento una variedad de Inhibidores, no todos los cuales son hormonas primarias. Su acción complementa el efecto del etileno. Un inhibidor que se considera una hormona verdadera es el ácido abscísico. EJEMPLO 3 El ácido abscísico no sólo induce latencia en las semillas, en las yemas y en las capas de cambium, sino además actúa como un tipo de hormona de estrés. Cuando las concentraciones de ácido abscísico son altas, los vestigios foliares más externos se convierten en escamas protectoras, aumenta la síntesis de resinas impermeables y se cierran los estomas como preparación para soportar condiciones de aridez. Asimismo, se demostró que el ácido absclsico también participa en la abscisión de las hojas y, de hecho, a eso debe su nombre. Todos los efectos de esta hormona sirven para preparar la planta en contra de condiciones adversas. El ácido abscísico es sintetizado por los cloroplastos, aunque también l os meristemos apicales del vastago y la raíz lo producen en pequeñas cantidades. 14.3 FOTOPERIODICIDAD Por fotoperiodicidad se entiende la capacidad de las plantas para responder a cambios en los periodos relativos de luz y oscuridad diarios. Ciertas respuestas específicas, por ejemplo la floración, son estimuladas en algunos casos por los periodos largos de luz, pero en otros lo son por los periodos cortos. En términos de su respuesta de floración, casi todas las plantas pueden ser clasificadas en tres grupos: plantas de día largo (plantas de noche corta), que necesitan un periodo mínimo de luz, por ejemplo el betabel o remolacha y el trébol; plantas de día corto (plantas de noche larga), que sólo florecen cuando los periodos de luz diurna son inferiores a cierto nivel específico, por ejemplo el crisantemo y la ambrosía; y plantas neutras, cuya floración no depende de una duración crítica de los periodos de luz u oscuridad, por ejemplo el girasol y el tomate. EJEMPLO 4 El betabel, el trébol y otras plantas de día largo florecen en el hemisferio boreal durante el verano, cuando los días son largos. Por el contrario, las plantas de día corto, como la dalia, florecen en primavera o en otoño, cuando los días son relativamente cortos y las noches, por tanto, muy largas. El girasol y el maíz son independientes de la fotoperlodlcidad y florecen en cualquier época. Según parece, el fenómeno clave en el estímulo de la floración no es la duración del periodo de luz ininterrumpida, sino la del periodo de oscuridad continua. Las plantas de día corto deben estar expuestas a un periodo mínimo de oscuridad. Si ese periodo de oscuridad es interrumpido, aunque sea por un breve lapso de iluminación, las plantas de día corto no florecen. Por otra parte, las plantas de día largo tienen un límite máximo en cuanto al periodo de oscuridad necesario para que ocurra la floración; es decir, la oscuridad no debe exceder un número crítico de horas pues de lo contrario no hay floración. Si la noche larga es interrumpida por un destello de luz, estas plantas florecen porque no se rebasó el límite máximo de oscuridad. La duración total de los periodos de oscuridad o iluminación necesarios para las distintas plantas de día corto o de día largo pueden variar considerablemente. Algunas plantas de noche corta tienen duraciones relativamente largas del período nocturno que no deben ser excedidas, mientras que algunas plantas de noche larga tienen periodos de oscuridad relativamente cortos que deben ser cumplidos o rebasados. H. A. Borthwick y S. B. Hendricks descubrieron que las luces roja (660 nm) y roja lejana (730 nm) son las más eficaces para mediar la fotoperiodicidad. La luz roja es la más eficaz para interrumpir el periodo mínimo de oscuridad necesario para la floración de las plantas de día corto. Asimismo, la luz roja es el componente más eficaz del espectro para inducir la floración durante la exposición de las plantas de día largo a la luz. Por el contrario, la luz roja lejana tiene los efectos exactamente opuestos. Además, los efectos de la exposición a la luz roja pueden ser nulificados mediante una exposición subsecuente a la luz roja lejana y, en gran medida, esto también ocurre en sentido inverso. Borthwick y Hendricks plantearon la hipótesis da que la mejor manera de explicar este fenómeno era la existencia de un pigmento que actuara como fotorreceptor. Ese pigmento, al que dieron el nombre de fitocromo, también debía existir en dos formas alternativas. Una de ellas (Pr) absorbe la luz roja, mientras que la otra (P,) absorbe el rojo lejano. Algunas pruebas obtenidas en fechas recientes sugieren que el fitocromo es una proteína conjugada (Cap. 3) cuyo grupo prostético le confiere las propiedades receptoras necesarias. Estas dos formas del pigmento sólo se diferencian en cuanto a las posiciones de dos átomos de hidrógeno (Fig. 14.1).