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Procesos de comunicación interpersonal 73 Por otra parte, numerosos estudios han demostrado que las mujeres utilizan más la mirada que los hombres. Miran a los otros con más frecuencia y mantienen el contacto ocular durante más tiempo. Esto puede deberse a que las mujeres tienden a escuchar más atentamente que los hombres y una mirada atenta está asociada normalmente a escuchar con mayor atención. De hecho, la regla implícita, aunque no manifiesta, acerca de cuánto debe durar un contacto ocular indica que si éste se realiza entre hombres, debe mantenerse entre el 60-70 por 100 del tiempo, pues menos puede ser interpretado como un signo de poca astucia e inseguridad, y una mirada más prolongada se interpretará como agresiva. Si es un hombre que trata con una mujer, la duración del intercambio se debe reducir a un 50 por 100. En cambio, si es una mujer que trata con otra mujer, debe mantener el contacto visual alrededor del 70 por 100. En todo caso, el contacto ocular puede desempeñar diferentes funciones, por ejemplo, se sabe que una pareja de enamorados se miran más mutuamente que una pareja no enamorada, de tal forma que incluso el mirarse aumenta su atracción mutua, aunque también es cierto que el antagonismo interpersonal entre dos personas, puede aumentar su hostilidad si éstas se echan frecuentes miradas. La mirada sostenida y fija de un extraño sobre automovilistas parados en un semáforo en rojo, les produce intranquilidad y hace que arranquen antes y a más velocidad de lo normal en cuanto el semáforo cambia (Ellsworth y cols., 1972). Y es que, en suma, «las funciones de la interacción visual son numerosas: expresar actitudes interpersonales; recoger información del otro; regular el flujo de la conversación entre los interlocutores; establecer y consolidar jerarquías entre los individuos; manifestar conductas de poder; desencadenar conductas de cortejo...» (Pinazo y Musitu, 1993, págs. 101-102). 5) Sonrisa: al parecer, las mujeres sonríen más que los hombres (Hall, 1985) lo que los investigadores feministas, sean hombres o mujeres, atribuyen a su estatus subordinado (Henley, 1977). De hecho, Deutsch (1990) encontró que la sonrisa está influida por el poder que tiene lugar en una relación. En todo caso, la sonrisa puede tener también otras funciones, como facilitar las relaciones interpersonales. B) La paralingüística, que se centra en el análisis de determinados aspectos no lingüísticos de la comunicación no verbal, como el tono de la voz, el ritmo y la velocidad de la conversación, las pausas, etc. Más en concreto, el comportamiento lingüístico está determinado por dos factores: el código, que es común a ambos interlocutores, y el contenido que se pretende comunicar a través de ese código. No obstante, estos dos factores, que son estrictamente lingüísticos, no determinan totalmente el comportamiento verbal, sino que hay modos de expresarse en función del estado de ánimo, del contexto social, etc., como las variaciones en la calidad de la voz, el ritmo (modulado o átono), el tono (agudo o grave) y el volumen (fuerte o débil), etc. En lo que se refiere al tono, todo deslizamiento hacia el agudo es síntoma de una inhibición de la emoción. Como subrayan