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Anastasio Ovejero Bernal
les de laboratorio, sin embargo, hacia mitad de los 70, aunque la intranquilidad venía de atrás, comenzó a extenderse una fuerte tendencia a problematizar en profundidad tanto los valores inherentes a la psicología social
como sus hallazgos teóricos y metodológicos, y hasta la propia metodología
y los enfoques teóricos, epistemológicos e ideológicos adoptados. La psicología social entró en una profunda crisis: los psicólogos críticos cuestionaron la ideología individualista y explotadora subyacente a la investigación
psicológica; las feministas pusieron en tela de juicio los sesgos androcéntricos inherentes en la teoría y en el método; a nivel epistemológico, los construccionistas cuestionaron la posibilidad de la existencia de un mundo
independiente del observador e incluso se interesaron por las bases sociales
de lo que entendemos por conocimiento, comenzándose a hablar más de
metodologías cualitativas, por parte sobre todo de los psicólogos fenomenólogos, hermenéuticos, etc. Y hubo también un mayor interés por las formas de interdependencia humana, de forma que, por ejemplo, los ecopsicólogos buscaron conceptos que relacionaron la persona y el