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Anastasio Ovejero Bernal
activo e importante de lo que, paradójicamente, pensaban los modernistas.
Los psicólogos no somos los únicos que contribuimos a la construcción
social del mundo, pero sí desempeñamos un papel importante, junto a los
periodistas y a otras muchas personas y profesionales.
¿Qué es realmente el posmodernismo?
Ante todo deberíamos distinguir tres términos que con frecuencia se
utilizan como sinónimos. Posmodernidad, que se refiere a la época posmoderna; posmodernismo, referido a la expresión cultural de esa época; y pensamiento posmoderno, referido a la reflexión filosófica sobre la época y la
cultura posmodernas (véase una discusión sobre el término en Berg, 1991;
Lyotard, 1986, 1989; y Madsen, 1992). En todo caso, por posmodernismo
entendemos el movimiento intelectual iniciado por Lyotard (1979) y que
concreta sus ataques a la modernidad en tres aspectos: la razón, el sujeto y
su dimensión emancipatoria. Sin embargo, pronto surge un segundo tipo,
abiertamente radical y hasta anarquista, que, manteniendo los dos primeros
supuestos, sin embargo, no renuncia a la crítica emancipadora, sino que la
mantiene y la radicaliza, aunque desde posturas sustancialmente diferentes a
las del discurso de la modernidad. Los autores que entran en este apartado,
aunque no pueden ser considerados realmente posmodernos, ya que sí creen
en algunos grandes relatos, como la libertad o la emancipación del ser
humano, sin embargo sí lo son, ya que, como ya hemos dicho, integran en
sus planteamientos y propuestas conceptos centrales del pensamiento posmoderno y los colocan incluso en el centro de sus propias teorías. En definitiva, por utilizar una terminología marxista ya en desuso, diríamos que utilizan los argumentos posmodernos como estrategia fundamental de actuación.
El término posmodernismo es empleado a menudo para referirse a la
transformación cultural general que está teniendo lugar a lo largo de los
últimos años en las sociedades occidentales (Huyssen, 1990). Para Lyotard,
el significado del posmodernismo está inextricablemente relacionado con
las cambiantes condiciones del conocimiento y la tecnología, que están produciendo formas de organización social que están socavando los viejos
hábitos, los vínculos y las prácticas sociales de la modernidad. Sería el producto social, político y cultural de un mundo y un conocimiento en constante y permanente cambio, donde nada es definitivo. También para Giddens (1993) se trata de una consecuencia obvia de la confusión creada por
los recientes y profundos cambios que han tenido lugar en las sociedades
postindustriales. El posmodernismo se