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20 Anastasio Ovejero Bernal Percepción social: definición Entendemos por percepción social el proceso por el que llegamos a conocer y pensar a las otras personas, sus características, cualidades y estados internos. La percepción social es, pues, un proceso por el que una persona crea un mundo perceptual coherente, a partir de una serie de estímulos físicos caóticos, y, al igual que la percepción de objetos físicos, la percepción de personas, se caracteriza por estos rasgos: 1) Activa: incluso desde un punto de vista fisiológico, la percepción social es un proceso activo; 2) Selectiva: de la gran cantidad de estímulos caóticos que nos llegan de una forma también caótica, seleccionamos aquellos que nos interesan, a través de una doble selectividad, la que imponen nuestros propios filtros perceptivos (sólo conocemos aquello que puede pasar por nuestros sentidos) y la que depende de nuestra atención (sólo nos fijamos en aquello que nos interesa); 3) Inferencial: porque a partir de unos datos físicos inferimos conclusiones no físicas (emociones, etc.); 4) Estructurante: todo lo que captamos lo estructuramos a nuestra manera, categorizando a las personas como pertenecientes a grupos; y 5) Estable: necesitamos percibir a las demás personas como estables. Es decir, que la percepción, tanto la social como la no social, exige la plena participación activa del percibidor, influyendo sobre ella las necesidades corporales y sociales, las variables de recompensa y castigo, el sistema de valores del perceptor, sus características de personalidad, etc. Sin embargo, a pesar de que, como estamos viendo, existen muchas similitudes entre la percepción de objetos físicos y la percepción de personas, existen también algunas importantes diferencias entre ambos tipos de percepción (Fiske y Taylor, 1991): 1) Las personas son percibidas como agentes causales y los objetos no, o dicho de otra forma, los seres humanos tenemos intenciones de control sobre el medio que nos rodea, lo que explica por qué el factor «engaño» tiene una importancia crucial en la percepción de personas, mientras que es prácticamente irrelevante en la percepción de objetos físicos. El perceptor sabe que los objetivos y deseos de la persona percibida influyen en la información que presenta de sí misma, lo que unido a la ambigüedad que tiene gran parte de la información, hace que el perceptor se implique en un proceso activo, intentando descubrir cómo la persona percibida «realmente es», o cuáles son sus verdaderas intenciones. 2) Las otras personas son semejantes a nosotros, lo que nos permite realizar una serie de inferencias que no podemos realizar en el caso de los objetos. Así, todos tenemos una idea de cómo se siente una persona cuando está triste, cuando le suspenden un examen o cuando le dan una buena noticia, porque nosotros hemos vivido experiencias similares, cosa que no ocurre cuando percibimos objetos físicos. 3) La percepción de personas suele darse en interacciones que poseen