Capítulo Primero
Cómo percibimos a las otras personas:
la cognición social
Introducción
Algo tan central en psicología social como son las relaciones interpersonales dependen en gran medida de la percepción social: nos comportamos
con los demás según les percibamos. A veces ocurre incluso que nos hacemos una primera impresión, positiva o negativa, de alguien a quien ni
siquiera conocemos. Pues bien, ello influye fuertemente en cómo nos comportamos con él. De ahí la enorme importancia que para la conducta social
tendrá la percepción de personas y la formación de impresiones. Como
escriben Perlman y Cozby (1985, pág. 149), «los procesos básicos para
saber cómo llegamos a conocer a otras personas e interactuar con ellas son
un aspecto clave en la comprensión de todas las relaciones sociales», pues
tratamos a los demás no tal y como son realmente, sino tal y como los percibimos (Jones, 1990). Ahora bien, la percepción comprende esencialmente
dos procesos: 1) La recopilación de los datos estímulo y su recodificación
para reducir su complejidad y facilitar su almacenamiento y recuperación
en la memoria; y 2) El intento de «ir más allá» de los datos recopilados,
con la finalidad de predecir acontecimientos y conductas futuras y evitar
así reducir la sorpresa y la incertidumbre. Un caso extremo sería el de
alguien que creyera que el color de los ojos refleja un tipo de personalidad:
le bastaría ver los ojos de alguien para deducir el tipo de persona que es y
predecir así muchos de sus comportamientos futuros. Otra cosa bien diferente es hasta qué punto acertamos o no con nuestras inferencias. Ahora
bien, ¿cómo hacemos esas inferencias? ¿Cómo nos hacemos una impresión
de los demás? Responder a estas y otras preguntas, con ellas relacionada es
el objetivo de este capítulo.