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184 Anastasio Ovejero Bernal una minoría ejerza influencia es necesario que disponga de un punto de vista coherente, bien definido, que esté en desacuerdo con la norma dominante de forma moderada o extrema, y que podamos calificar su posición como ortodoxa o heterodoxa. Pero todo ello no es suficiente. Es necesario también que estas características sean reconocidas por la mayoría. Además, cuando un miembro de la mayoría se enfrenta a una minoría consistente, ello produce en él dos tipos de conflicto: uno interpersonal y otro cognitivo. Respecto del primero, ese individuo no «se pasará» a la minoría, pues quedaría mal ante los otros miembros de la mayoría e incluso ante sí mismo, pues sería asociarse a un punto de vista desviado dentro de su grupo de pertenencia. De ahí que no se someta públicamente a la mayoría. Sin embargo, el conflicto cognitivo que aún persiste debido a la presencia de dos juicios divergentes relacionados con un sólo objeto, podría disminuir e incluso resolverse en el ámbito privado. ¿Existen dos procesos de influencia social o sólo uno? Pronto surgió una polémica de cierto alcance: la influencia minoritaria y la mayoritaria, ¿se rigen por los mismos principios, subyacen a ambos fenómenos los mismos procesos psicosociales? Es decir, ¿se trata de un mismo proceso o de dos diferentes? Mientras algunos autores afirman que ambos procesos son similares y que sólo se diferencian en grado (Latané y Wolf, 1981, etc.), otros, entre los que me encuentro, abogan por una clara diferenciación entre ambos tipos de influencia (Maass y Clark, 1984; Moscovici, 1976 Mugny, 1980; Nemeth, 1986, etc.): los procesos subyacentes a ambas modalidades de influencia social son diferentes (dependencia y poder en un caso, consistencia comportamental en el otro). El propio Moscovici afirma que la influencia mayoritaria y la minoritaria son dos tipos opuestos de influencia. Aquélla produce influencia manifiesta, pública y directa, y ésta produce influencia latente, privada e indirecta, es decir, que «la influencia mayoritaria opera en la superficie, mientras que la minoritaria tiene efectos profundos» (Moscovici y Lage, 1976, pág. 163). En resumidas cuentas, «la influencia minoritaria se traduce en un verdadero comportamiento de conversión, sutil proceso de modificación cognitiva o perceptiva, por el cual una persona continúa dando su respuesta habitual, mientras que implícitamente adopta las opiniones o las respuestas de otros sin que sea consciente necesariamente de ello y aunque no sienta deseo alguno de hacerlo» (Paicheler y Moscovici, 1985, pág. 193). Más en concreto, y aplicando a los procesos de influencia social el modelo de cambio de actitud de Petty y Caccioppo (1981), las minorías y las mayorías utilizarían diferentes procesos cognitivos: las minorías inducen un pensamiento activo que lleva a camb