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Anastasio Ovejero Bernal
una minoría ejerza influencia es necesario que disponga de un punto de
vista coherente, bien definido, que esté en desacuerdo con la norma dominante de forma moderada o extrema, y que podamos calificar su posición
como ortodoxa o heterodoxa. Pero todo ello no es suficiente. Es necesario
también que estas características sean reconocidas por la mayoría. Además,
cuando un miembro de la mayoría se enfrenta a una minoría consistente,
ello produce en él dos tipos de conflicto: uno interpersonal y otro cognitivo. Respecto del primero, ese individuo no «se pasará» a la minoría, pues
quedaría mal ante los otros miembros de la mayoría e incluso ante sí
mismo, pues sería asociarse a un punto de vista desviado dentro de su
grupo de pertenencia. De ahí que no se someta públicamente a la mayoría.
Sin embargo, el conflicto cognitivo que aún persiste debido a la presencia
de dos juicios divergentes relacionados con un sólo objeto, podría disminuir e incluso resolverse en el ámbito privado.
¿Existen dos procesos de influencia social o sólo uno?
Pronto surgió una polémica de cierto alcance: la influencia minoritaria
y la mayoritaria, ¿se rigen por los mismos principios, subyacen a ambos
fenómenos los mismos procesos psicosociales? Es decir, ¿se trata de un
mismo proceso o de dos diferentes? Mientras algunos autores afirman que
ambos procesos son similares y que sólo se diferencian en grado (Latané y
Wolf, 1981, etc.), otros, entre los que me encuentro, abogan por una clara
diferenciación entre ambos tipos de influencia (Maass y Clark, 1984; Moscovici, 1976 Mugny, 1980; Nemeth, 1986, etc.): los procesos subyacentes a
ambas modalidades de influencia social son diferentes (dependencia y
poder en un caso, consistencia comportamental en el otro). El propio Moscovici afirma que la influencia mayoritaria y la minoritaria son dos tipos
opuestos de influencia. Aquélla produce influencia manifiesta, pública y
directa, y ésta produce influencia latente, privada e indirecta, es decir, que
«la influencia mayoritaria opera en la superficie, mientras que la minoritaria tiene efectos profundos» (Moscovici y Lage, 1976, pág. 163). En resumidas cuentas, «la influencia minoritaria se traduce en un verdadero comportamiento de conversión, sutil proceso de modificación cognitiva o
perceptiva, por el cual una persona continúa dando su respuesta habitual,
mientras que implícitamente adopta las opiniones o las respuestas de otros
sin que sea consciente necesariamente de ello y aunque no sienta deseo
alguno de hacerlo» (Paicheler y Moscovici, 1985, pág. 193).
Más en concreto, y aplicando a los procesos de influencia social el
modelo de cambio de actitud de Petty y Caccioppo (1981), las minorías y
las mayorías utilizarían diferentes procesos cognitivos: las minorías inducen
un pensamiento activo que lleva a camb