Conformismo y obediencia a la autoridad
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punto la gente es capaz de hacer daño a una tercera persona por el mero
hecho de que una autoridad se lo ordena. El diseño experimental era relativamente sencillo. Los sujetos, que eran todos varones y habían sido reclutados a través de un anuncio en la prensa y recibían una pequeña cantidad
de dinero por participar, cosa, por otra parte, habitual en los experimentos
en los Estados Unidos de aquella época, acudían al laboratorio de dos en
dos y echaban a suertes para ver a quien le tocaba hacer de maestro y a
quien de aprendiz. Pero tal sorteo estaba trucado de tal forma que al
auténtico sujeto (el otro era cómplice del experimentador) siempre le
tocaba hacer de maestro. El aprendiz debía estudiar y aprender una lista de
pares de palabras. Después era examinado por el maestro. Si se equivocaba, el maestro le aplicaba una descarga eléctrica de 15 voltios y a cada
nuevo error la descarga aumentaba en otros 15 voltios (2.º error, 30 voltios;
3.º error, 45 voltios y así sucesivamente) hasta 450, pues el experimento
estaba diseñado para que el aprendiz, que como hemos dicho era un cómplice del experimentador, cometiese siempre treinta errores, con lo que los
sujetos o desobedecían las órdenes del experimentador en algún momento
y se negaban en consecuencia a dar descargas, u obedecían y daban a sus
victimas descargas de hasta 450 voltios.
Antes de llevar a cabo su experimento, Milgram había preguntado a un
grupo de psiquiatras sobre cuántos sujetos creían ellos que obedecerían. Su
respuesta fue rotunda: nadie llegaría al final. Como mucho, añadían, un 1
por 100 por si por azar entraba en la muestra algún psicópata o sádico.
Pues bien, los resultados fueron bien diferentes: llegaron al final, o sea, dieron a sus «alumnos» descargas de hasta 450 voltios, el 63 por 100 de los
sujetos. Estos datos fueron tan dramáticamente sorprendentes que no es de
extrañar que hayan sido estos experimentos los más impactantes de toda la
historia de la psicología social e incluso posiblemente de toda la psicología.
Ni que decir tiene que tales descargas no se daban, pero, y esto es lo
importante, los sujetos estaban convencidos de que sí se daban.
No sólo en los Estados Unidos se han llevado a cabo experimentos de
este tipo. Las investigaciones indican que los personajes