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La conducta agresiva o antisocial 113 patología no es común en las personas muy violentas y sí existe también en personas que no son agresivas. «Parece claro, pues, que las operaciones cerebrales no ofrecen una solución a los problemas de la sociedad de violencia extrema y homicidio. Tal solución puede ser atractiva intuitivamente en vista de la posible restitución de la salud con cirugía en el caso de muchas enfermedades físicas, pero tal vez sea ilusoria en el caso de la agresión humana» (Perlman y Cozby, 1985, pág. 248). De otro lado está la bioquímica de la agresión. Sabemos que el hipotálamo es el enclave de las emociones y de toda la actividad instintiva. Pero, ¿cómo pone en marcha el hipotálamo el mecanismo instintivo o pauta conductual como un todo? Las hormonas esteroides producidas por la corteza suprarrenal y los órganos sexuales actúan sobre el hipotálamo (Mackal, 1983). Más en concreto, la activación de la corteza suprarrenal por la ACTH (hormona adrenocortitrópica) produce la secrección de adrenalina y noradrenalina, a la vez que se produce la secrección de noradrenalina en el cerebro, ocasionando un síndrome de cólera dirigido hacia afuera. Sin embargo, no olvidemos que todos estos estudios se han llevado a cabo con animales y, como subraya Aronson (1972) en cualquier clase de conducta —también en la agresiva— el aprendizaje juega un papel incomparablemente más importante en los hombres que en los animales. En consecuencia, aunque fuera verdad que, desde los insectos hasta los monos, muchos animales atacarán a cualquiera que invada su territorio, es una grosera simplificación suponer que el hombre está, por así decirlo, programado para proteger su territorio y comportarse agresivamente en respuesta a estímulos específicos. Hay muchas pruebas en apoyo del criterio de Berkowitz, para quien los patrones innatos de la conducta humana son infinitamente modificables y flexibles. Existen, incluso, bastantes pruebas de tal flexibilidad entre los no humanos. Estimulando eléctricamente cierta área del cerebro del mono, por ejemplo, puede provocarse en él una respuesta agresiva. Esta área puede considerarse centro neurológico de la agresión; pero ello no significa que el mono atacará siempre que se estimule esa área. Si el mono está en presencia de otros monos menos dominantes que él en su jerarquía social los atacará, pero ante [ۛ