VI
Al escuchar estas palabras, un terrible escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Me
contuve, sin embargo, y resolví ponerle buena cara. Sólo argumentos científicos podrían
detener al profesor Lidenbrock, y había muchos y muy poderosos que oponer a semejante
viaje. ¡Ir al centro de la tierra! ¡Qué locura! Pero me reservé mi dialéctica para el
momento oportuno, y eso me ocupó toda la comida.
No hay para qué decir las imprecaciones de mi tío al encontrarse la mesa
completamente vacía. Pero, una vez explicada la causa, devolvió la libertad a Marta, la
cual corrió presuro 6