No sé cuándo, en qué momento de desilusión Brahms hizo sonar esas melancólicas
trompas que oímos en el primer movimiento de su primera sinfonía. Quizá no tuvo
fe en las respuestas, porque tardó trece años (trece años!) para volver sobre esa
obra. Habría perdido la esperanza, habría sido escupido por alguien, habría oído risas a sus espaldas, habría creído advertir equívocas miradas. Pero aquel llamado de
las trompas atravesó los tiempos y de pronto, vos o yo, abatidos por la
pesadumbre, las oímos y comprendemos que, por deber hacia aquel desdichado
tenemos que responder con algún signo que le indique que lo comprendimos.
Estoy mal, ahora. Mañana, o dentro de un tiempo seguiré.
lunes de mañana
Estuve en el jardín, empezaba a aclarar. Ese silencio de la madrugada me hace
bien: el amistoso compañerismo de los cipreses, de la araucaria; aunque de pronto
me entristece ver a ese gigante aquí, como un gran león en una jaula, cuando
debería estar en las grandes montañas de la Patagonia, en la noble y solitaria
frontera con Chile. Releo lo que te escribí hace un tiempo y me avergüenzo un poco
del patetismo. Pero así me salió y así lo dejo. También releo las cartas que me
enviaste en este lapso, los pedidos de auxilio. "No sé bien lo que quiero." Y quién lo
sabe, de antemano? Y aun después. Delacroix decía que el arte se asemeja a la
contemplación mística, que va desde la confusa plegaria a un Dios invisible hasta
las precisas visiones de los momentos teopáticos.
Partís de una intuición global, pero no sabés lo que realmente querés hasta que
concluís, y a veces ni siquiera entonces. En la medida en que partís de esa
intuición, el tema precede a la forma. Pero al ir avanzando verás cómo la expresión
lo enriquece, crea a su vez el tema, hasta que, al concluir, es imposible separarlos.
Y cuando se lo intenta, o hay literatura "social" o hay literatura bizantina. Dos
calamidades. Qué sentido tiene escindir la forma del fondo en H