Él no respondió nada, no era necesario. Los dos sabían que el encuentro era
inevitable. Y que todo sería peor que si no se hubiese producido.
ERA YA DE NOCHE CUANDO VOLVIÓ AGUSTINA
Venía abatida, lejana, ya no era la dura Agustina de otros tiempos. De qué
dolorosos territorios venía? Nacho levantó su brazo derecho con la palma abierta
hacia ella, mientras apartaba la cara hacia un costado, como quien rehúsa
contemplar algo tristísimo.
—Qué nueva calamidad ha caído sobre esta casa? Me parece ver a Electra que se
adelanta de gran luto.
Agustina se tiró en la cama.
—Saca ese disco —ordenó secamente—. Ya me tenés pod &