se entierra al extraño.
Hermana de tempestuosa tristeza
mira!
Una barca angustiada naufraga
bajo las estrellas
el rostro callado de la noche.
Porque no hay poesía festiva, alguien había dicho, pues quizá sólo del tiempo y de
lo irreparable puede hablar. Y también alguna vez se dijo (pero quién, cuándo?)
que todo un día será pasado y olvidado y borrado: hasta los formidables muros y el
gran foso que rodeaba a la inexpugnable fortaleza.
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