Test Drive | Page 36

hecho los castillos de la Loire. Así que, como les decía, empezó la serie de los biógrafos con Lo, primero el Lorraine, luego el Loire y ahora, como si se les hubiesen quemado los papeles históricos y geográficos, con el Losuar, especie de centauro hecho con la cabeza del Lorraine y el cuerpo del Loire. Pero con ríos o centauros, lo cierto es que el vivo los tiene siempre superllenos, pasando por cuatromillonésima vez EL ACORAZADO POTEMKIM, ese acorazado marxista tan virtuoso, como dice el maldito de Charlie, que tira cañonazos que destruyen las guaridas de los chanchos burgueses pero que no matan ni un solo niñito inocente. Y como el snobismo de los muchachos es infinito, hay cuerda para rato. Qué digo! Hay cuerda para siempre, porque cada día aparece una nueva onda. Primero, el neorrealismo italiano, donde los tanos gritan como en la feria franca y eso les parece el colmo del arte, hasta que comienzan a cansar los cortes de manga que en primerísimo plano hacen Sordi o de Sica, y entonces se vuelve de nuevo al cine francés, que siempre, hay que confesarlo, está en el fondo de nuestros corazones, y entonces nos volvemos a tragar todas esas cursilerías de Duvivier, que los entendidos de estos cines creen el colmo de la finura. Y cuando nos hartamos de los franchutes, ya que nadie se baña dos veces en el mismo río, entonces le metemos al cine sueco, que siempre es un éxito, porque a quién más a quién menos a todos nos gusta ver cómo en la pantalla se pirovan a una doncella, sobre todo si lo hace un bandolero, o un bandolero hermano de la doncella mejor que mejor, con los consabidos complejos y dramas metafísicos, como diría el maestro Sabato, que ese pirove naturalmente acarrea, de modo que los chicos creen que en Suecia están todo el santo día redándole a lo que te dije, y entre incesto y superaborto de joven soltera, cuando el fait accompli obliga como quien dice a echar mano a recursos heroicos, los chochamus sueñan con irse a esa patria de la joda y del viva la pepa, sin saber, pauvres enfants, que allá no hay sol ni para remedio, y que se pasa el año tiritando de frío al lado o encima o mejor dentro de una estufa, y que precisamente por eso, cuando sale el sol, que es el 27 de agosto por reloj, es fiesta nacional y everybody sale a la vereda a tomar un poco de solcito, el simpático y democrático rey incluso aprovechándose la jornada para ir al campo y Bergman filma un verano con Mónica, y se super-cometen toda clase de tropelías sexuales en la campiña, montañas, prados y hasta en los propios jardines del palacio real. Pero, claro, en ese único día de sol. Así que si el aborigen llega el 28 de agosto, ya está liquidado, y se congela propio en Pampa y la vía. Silvina pidió un descanso. Cuando se hubo calmado, Quique prosiguió: —Bueno, un día se me da por ir a uno de esos antros de la cultura, que ya desde la puerta te encajan música de Albinoni y en los intervalos los tipos leen a Marcuse, cosa de no perder ni un minuto, algo así como si te pasaras la vida comiendo vitaminas y respirando oxígeno puro, viste? Y al entrar, a quién no podía dejar de 36