encontrar ya que era una vista tristísima? A Coca Rivero. Para colmo hacía poco
tiempo que la había ido a visitar. Y ustedes saben cómo es Coca, con esa biblioteca
que tiene: algo como EL INFIERNO de Barbusse, LAS DESENCANTADAS de no sé
quién, MUNDO SIN DIOS de vaya a saber qué anabaptista de Minneapolis, y como
si toda esa funebrería fuese poco, en plus, LA MUJER FRÍGIDA de Steckel, que ves
todo eso y salís rajando a tomar un poco de aire y sol. Y yo que me remoría por
contarle algunos potins de su hermana, con esa librería me puse tan caído que
estaba listo para Lázaro Costa. Así que, noblesse oblige, en lugar de mandarme los
chimentos que llevaba sobre el nuevo affaire de Panucha, empecé, dale que dale, a
hablar de entierros, divorcios, tumores, hepatitis y de lo cara que está la vida con
las nuevas normas cambiarias. Cosa de ponerse a tono con el ambiente y alegrarle
un poco el alma a Coca, para quien el único sol que existe es el sol negro de Nerval.
Flagelante!
—Y qué hiciste cuanto te la encontraste en el Lorraine?
—Qué iba a hacer? Fuimos a tomar un café a La Paz, nos establecimos entre dos
barbudos y tres chirusas del Di Tella, y empecé a desarrollar mi teodicea.
—Teodicea? —preguntó Silvina, dejando de reír para hacer la pregunta—. Una
emperatriz romana?
—Callate, repavota. Limitate a escuchar y a pintar, que para eso tenés un talento
fenómeno. Le expliqué que el mundo es una sinfonía, pero que Dios toca de oído.
Pero, por qué ser monista? No, Silvina, especialista en monos no: otra cosa. Quién
les dice, viste? que no hay varias explicaciones posibles. El Tipo es un jodón (atenti,
linotipista, Tipo con mayúscula, que nunca se sabe, y por las dudas métale
mayúscula, como aquel amigo de Baudelaire que iba a apagar el pucho sobre un
ídolo africano y Baude le gritó cuidado! que a lo mejor es el verdadero). Bueno,
como les decía, el Tipo es un chacotón y el mundo es como quien dice un mot pour
rire, una joda de tamaño sideral, de un cuatrillón de años luz de largo por dos
billones y medio de ancho. O también podría ser la obra de un mal músico, o que
compone después de comer demasiado, como Rossini, que así le salían las cosas
con los canelones que se mandaba después de haberlos inventado, y el tipo medio
se duerme una siestita, una duermevela, como diría Guillermo de Torre. Homero a
veces duerme, qué embromar. O también podría ser que el universo que
conocemos sea apenas una fracción de todo lo creado, y que no s haya tocado lo
peor, algo así como las sociales de un diario, y en otros lados les tocó la sección
deportes o al menos la política, en lugar de estas cagadas, si se me permite el gros
mot, que nos tocó en el reparto. O también podría ser que el Tipo durmiera y que
sus pesadillas fuesen nuestra realidad, después de morfarse una tallarinada con
mucho tuco casero: se te muere tu santa madre, que no ha hecho nunca el menor
mal, todo el mundo se queja de cómo Dios puede permitir semejante barrabasada,
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