—Muy bien! Qué tanto cura con sotana! Curas con shorts, monjas en bikini. Y nada
de misa en latín, habiendo una lengua tan popular como el mejicano de la
televisión. Les prometo que el catolicismo va a ser tan popular como la quiniela,
mismo en las clases desposeídas. Con estos curas leninistas, que en lugar de citarte
a Santo Tomás se mandan unas frases fenómenas de Marx y Engels. Aprés tout,
siempre el cristianismo buscó lo popular. Y si no, chicas, piensen en el bautismo
con agua, que es lo más barato. A menos que se les dé por catequizar en el
Sahara. Acuérdense de aquellos retarados que inventaron el bautismo con la sangre
de un toro. Qué clase de culto podes propagar con semejante despilfarro, si tenés
que liquidar un toro cada vez que hay que cristianar un chico. Un culto para
superoligarcas romanos. Y aquí para bebés de los Anchorena, o por lo menos para
tanitos enriquecidos como Bevilacqua.
—Qué pasa con Bevilacqua —preguntó Maruja, levantando la cabeza de las palabras
cruzadas—. Compró un toro?
—Pero a un tirado como uno, qué otra tanga le queda que la Santa Iglesia
Apostólica Romana? Al menos es una religión de supermarket, che.
—Bueno, pero contá de una vez eso del Losuar.
Quique abrió sus enormes brazos como aspas y los levantó al cielo, y elevando
también sus ojos como en una invocación.
—Mujeres! —exclamó.
-Dale.
—Ustedes saben que como cronista de una publicación especializada (porque
sabrán que ahora también soy uno de los pilares de RADIOLANDIA, uno de los
cerebros electrónicos de esa interesante publicación hebdomadaria) me veo
obligado a seguir el movimiento cinematográfico. Aunque, felizmente, no tengo que
ir al Lorraine y toda la serie de biógrafos que ese vivanco ordeña con el cuento de
la cultura, propagando una calamidad más en esta ciudad ya de por sí deteriorada
por baches, cañerías rotas y veredas levantadas. Así que, luego del Lorraine se
inventó el Loire, previo concurso entre los in de Buenos Aires. Concurso, dicho sea
de paso, lleno de sutilezas, porque el nombre tenía que ser francés, faltaría más, y
empezar con Lo. Qué delicadeza, no? En realidad, porque de ese modo están al
lado en la cartelera de los diarios y el punto que no cae en la trampa del Lorraine,
cae en la del Loire, antes de perderse en las taquillas enemigas, qué les parece. Así
que todos los chicos habitués, sobre todo los que van a l'Alliance se rompieron el
bocho repasando la historia, la geografía y la numismática de la Douce France,
hasta que de tanto escarbar encontraron el brillante y curioso apelativo de Loire,
verdadero tour de force aun para entendidos como yo, que jamás de los jamases
habr ía dado con semejante hallazgo. Porque, quién va a ir a pensar justamente en
algo tan a la vista? Como si dijéramos el Sena. Porque no hay becado que no haya
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