Sus hermanos negaban desdeñosamente: hacía por lo menos veinte años que no
existían. Alguno dejaba de fumar e iba por un momento al dormitorio del padre, a
pagar su cuota, para volver ensombrecido.
—Y don Sierra?
Lo miraron con incrédula ironía.
Qué.
Se acordaba.
Los mayores ejercían el monopolio de ciertos recuerdos y no aceptaban así no más
compartirlo con los menores, y mucho menos con Bruno. Pero sí, claro que lo
recordaba: gordo y panzón, con aquellas orejas enormes de las que salían largos
pelos blancos.
No bastaba. Se miraron entre sí en muda consulta, y Nicolás, fijando con severidad
sus ojos sobre él como un profesor en un examen de tesis, exigió que nombrara la
característica más típica de don Sierra.
Eso, confirmaron.
Bruno
pensó
ansiosamente.
Lo
miraban
con
socarronería
de
campo.
La
característica esencial de don Sierra, nada más que eso es lo que querían saber. El
silencio era absoluto, mientras Bruno escarbaba en su memoria con desesperación.
El reloj de tres tapas?
No, señor.
Lo veía bastante bien llegando en su sulky, bajando con su látigo, con el gran cinto
ajustado por debajo de su enorme vientre, en camiseta y blusa corralera, sudando,
congestionado, con el chamberguito negro echado hacia la nuca, con alpargatas
bordadas manchadas de bosta.
Se daba por vencido?
No sabía. Si no era el reloj de tres tapas, no sabía.
—El reloj de tres tapas! —comentaron con desprecio.
—Y? —pidió Bruno, con la impresión de que simplemente le hubieran tendido una
trampa falsa.
Y qué.
Ese famoso rasgo característico.
Los grandes se miraron: otra de las peculiaridades del juego, dejar al examinado
carcomido por las dudas. Bruno consideraba a aquellos hombretones de anchas
espaldas y pelo canoso, esperando su veredicto, sin advertir todo lo que tenía de
disparatado.
Con gravedad, el mayor emitió la información: engañar al inglés O'Donnell.
—Engañar al inglés O'Donnell?
Bruno exageró su extrañeza, para no darse del todo por vencido, como si aun en el
caso de que aquella modalidad hubiera existido no era sin embargo tan esencial
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