Test Drive | Page 350

grito de socorro. Pero un grito que no era humano ya sino el estridente y nauseabundo chillido de una gigantesca rata alada. Vino gente, como es natural. Pero no manifestó ninguna sorpresa. Le preguntaron qué pasaba, si se sentía mal, si quería una taza de té. No advertían su cambio, era evidente. No respondió nada, no dijo una sola palabra, pensando que sólo lograría que lo tomasen por loco. Y