podido comer ravioles como los que hace la patrona. Y luego de nuevo el lunes, con
el tren y el subte para llegar a la Oficina.
Y ahora volvían en el mismo tren, como ganado en pie. Empezaba la noche con sus
fantasmagorías de sueño y sexo, primero con LA RAZÓN quinta, de robos y
crímenes perfeccionados en la sexta, luego la TV y el sueño, en que todo es posible.
Los todopoderosos sueños en que la hormiguita se convierte en Héroe de