Test Drive | Page 314

Se lo escribió en una servilleta de papel. Se pronunciaba maclaflin, no? Según, había regiones de Irlanda en que se decía maclaklin. Claro: como si no bastara la arbitrariedad inglesa, se sumaba la locura irlandesa. Quería hacer una tesis: el sexo, el mal, la ceguera. S. lo miró con sorpresa. —Es un tema complicado, yo mismo no sé gran cosa. Es decir, todo lo que sé está en el Informe. Comprendo. Pero hay otra cosa. Me parece haber leído en una biografía suya que sus antepasados albaneses lucharon contra los turcos en el siglo XV. Conoce la leyenda de la ciudad de los Ciegos? S. se alarmó. Cómo? —No lo sé muy bien, todavía tengo que averiguarlo. En esa región: una ciudad subterránea de Ciegos, con monarcas y vasallos: todos Ciegos. S. quedó petrificado: no lo sabía. Se produjo un silencio y durante un rato pareció que se configurara un triángulo cabalístico: Mac, que lo miraba con sus ojos celestes, S. y el Dr. Schnitzler, que lo seguía observando como quien no pierde pisada. De haberse hecho una obra de teatro que no condescendiera a las convenciones del naturalismo (pensó S. más tarde), habría que haber desalojado toda la demás gente con sus copas, cafés, sillas, mozos y restos de sándwiches: todo eso era falso, una especie de disfraz de la verdadera realidad, lo que probaba qué mentirosa podía ser esa clase de realismo. Tres tipos en los vértices de un triángulo, sobre un escenario abstracto, escrutándose, vigilándose con cautela. Era demasiado. Le dijo a McLaughlin que lamentablemente sufría una neuralgia que casi le impedía hablar, que uno de esos días se encontrarían de nuevo. En cuanto el muchacho se fue, S. observó que el otro escribía febrilmente. Al cabo de unos minutos le mandó el resultado: "Me está pareciendo, mi querido doctor Sabato, que usted no me quiere ver, que incluso me tiene poca simpatía. Qué pena! No sabe cuánto lo siento! Tenemos tantas cosas en común! Tendría tanto que contarle, está tan cerca de la verdad. Ya perdí las esperanzas (se lo debo decir con franqueza, con la mano sobre el corazón) de que vuelva a visitarme para tomar un cafecito. Por eso aprovecho esta feliz circunstancia para mandarle algunas observaciones que creo serán de su interés: 1º El aumento bruto de la población mundial. 2º La insurrección de las capas inferiores. 3º La rebelión de las mujeres. 4º La rebelión de la juventud. 5º La rebelión de los pueblos de color. Todo, mi querido doctor, lo que se dice todo, son MANIFESTACIONES DE LO VITAL SOBRE LO RACIONAL, lo que en rigor debe calificarse como DESPERTAR DE LA 314