PASÓ UN TIEMPO
sin que tuviera más noticias del Dr. Schnitzler. Y pensó, con alivio, que no las
tendría más. Hasta que un día oyó por teléfono sus chillidos de ratón extranjero.
Qué le pasaba, Dr. Sabato? Estaba enfermo? Había que cuidarse. No le había
prometido visitarlo con más tiempo? Acababa de llegarle de Oxford un libro
fantástico, etc. Dejó transcurrir algunas semanas, sin saber qué actitud tomar,
vacilando entre el temor de verlo y el temor de dejar de verlo, suscitando así vaya
a saber qué reacciones. Hasta que recibió una carta con un encabezamiento un
poco frío y probablemente irónico sobre su salud, sobre esos ataques de gota y las
neuralgias dolorosas en la cara. Las parálisis histéricas (no lo sabía?) aparecen con
más frecuencia en el lado izquierdo, el lado sometido a las