—Ma sí, sonso, a la tardecita. Cuando ya han cerrao el zoológico. Viste la verja que
da por lavenida Sarmiento?
—Sí.
—Bueno, era la tardecita, lo pibe ya se habían ido a tomá la leche, lo portero
habían cerrado la puerta. No había propiamente nadie. Hay que vé lo que entonce é
el zoológico. Hace la prueba.
—Qué prueba?
—El zoológico cuando no hay nadie.
—Y cómo es, Carlucho?
Carlucho bajó la cabeza y empezó a hacer unos dibujitos con una paja de escoba en
la tierra de la vereda.
—E tristísimo —murmuró.
—Y bueno, porque no están los pibes, porque no les dan caramelos o galletitas,
todo eso.
Carlucho levantó su cara irritada.
—Cuándo aprenderá vo. No te da cuenta, pavote? Cuando están lo chico, lo animale
se distraen, claro, cómo no. Bueno fuera. Que un caramelo, que lo manise, que lo
bizcochito. Claro que se distraen. A quién má, a quién meno, a todo lo animale le
gustan lo chico. No me aparto. Pero entendé? Se DISTRAEN!
Nacho no comprendía. Carlucho lo examinaba como un profesor a un alumno
incapaz.
—Supongamo (é un suponé) que a vo se te muere tu padre, pongo por caso, y
viene un amigo y te habla de si el partido de River, de si el paro de la CGT, de
cosita. Te distrae. No te digo que no lo tengan que hacé, si te quieren. Está bien, é
natural, é una buena cosa.
Nacho lo miraba.
—Vo no me entendé. Te lostoy viendo a la cara.
Se concentró. La vena del cuello comenzó a hincharse.
—Lo que quiero decí é que no tiene que habé amigo que te hablen de River. Si no
que no se te muera el padre. Entendé lo que te quiero decí?
Observó al chico, para ver si la idea le entraba en la cabeza.
—Te da cuenta? No é que yo moponga a que lo chico v